Están acusados de crímenes de guerra pero no irán a la Corte Penal Internacional

  • El congoleño Lubanga responde ante la CPI por genocidio y crímenes contra la humanidad, al reclutar niños de menos de 15 años.
  • La CPI presenta limitaciones para trabajar en diferentes casos.
  • Repasamos algunas acusaciones que no terminarán en el Tribunal.
El congolés Lubanga a su llegada a la sala donde se celebra su juicio en la Corte Penal Internacional, en La Haya (Holanda).
El congolés Lubanga a su llegada a la sala donde se celebra su juicio en la Corte Penal Internacional, en La Haya (Holanda).
EFE
El congolés Lubanga a su llegada a la sala donde se celebra su juicio en la Corte Penal Internacional, en La Haya (Holanda).

Este lunes el líder de las milicias de la Unión de Patriotas Congoleses de la República Democrática de Congo, Thomas Lubanga Dyilo, estrenó el banquillo de los acusados de la Corte Penal Internacional (CPI).

Los cargos contra Lubanga son de genocidio y crímenes contra la humanidad, entre los que se cuentan utilizar "a centenares de niños para matar, saquear y violar", según palabras del fiscal argentino Luis Moreno Ocampo.

Esta Corte, que es el primer tribunal permanente que podrá juzgar estos delitos sin estar especializada en algún determinado conflicto, ha tardado siete años en sentar a su primer acusado en el banquillo y tras él, vendrán otros y muchos de ellos vendrán del mismo continente que Lubanga.

La guerra contra el terror de Bush ha degradado el respeto a los Derechos Humanos

Sin embargo, la Corte tiene limitaciones. Sólo puede juzgar hechos sucedidos desde 2002, e intervenir de oficio con los países que han firmado el Estatuto de la Corte (Estados Unidos, Rusia, China, India, Israel, Chile, Cuba e Irak no lo firmaron) a no ser que el Consejo de Seguridad remita un determinado caso.

Por ello, hay algunos acusados que nunca ocuparán ese lugar. Guilia Tamayo, responsable de investigación y políticas de Anmistía Internacional, asegura que "los crímenes atroces no son exclusivos de África" y repasó con 20 minutos los casos más flagrantes que no podrán ser juzgados.

  • EE UU: Por las actividades que durante los últimos ocho años han llevado a cabo enmarcadas en la llamada "guerra contra el terror". "Bombardeos contra civiles, detenciones extrajudiciales, tortura y retención ilegal en cárceles secretas, o totalmente públicas como Guantánamo, que no tuvieron ni siquiera rubor en este caso en el que habría que estudiar la cadena de mando desde el presidente". El caso de EE UU es curioso ya que "firmó primero y desfirmó después" el Estatuto. Seguidamente realizó" una activa campaña para firmar tratados bilaterales (que anulan el poder de la Corte) con el único fin de evitar que sus funcionarios pudieran ser juzgados".
  • Israel: es otro caso clásico y de actualidad, tras la última ofensiva en Gaza y las denuncias constantes sobre el uso ilegal de armas como el fósforo blanco. "Israel no firmó el Estatuto", explica "y como en el Consejo de Seguridad de la ONU rigen criterios políticos y EE UU tiene derecho a veto es poco probable que derive este caso a la Corte".
  • Rusia y China: tienen los mismos elementos que los dos casos anteriores, por lo que nunca responderán por, por ejemplo, la situación en el Tíbet y la guerra de Chechenia," donde están cuantificados el número de desparecidos y la barbarie que allí se cometió".
  • África: aunque los primeros casos de la Corte están centrados en este continente, Tamayo alerta de que "hay muchos conflictos olvidados" y alerta de la mano selectiva que acusa a unos bandos y no a otros. Y concluye "Las guerras en África no son sólo enfrentamientos étnicos y religiosos, son azuzados por personas que nunca serán juzgadas y que se pasean como prohombres en Europa y EE UU. Hablamos de industriales y comerciantes de armas, empresas que buscan minerales como el coltán o diamantes".
  • Colombia: país al que el fiscal de la Corte Internacional Moreno Ocampo visitará próximamente para investigar sobre las "continuas violaciones, desapariciones, ejecuciones, reclutamiento de niños con toda impunidad" por parte de las FARC, de los paramilitares y de las tropas gubernamentales. "La política de Uribe ha sido decir siempre que era un problema terrorista, pero en realidad es un grave problema de crímenes atroces contra la humanidad".

Tamayo asegura que los últimos ocho años y la "guerra contra el terror" encabezada por EE UU y apoyada por otros países "han degradado el respeto a los Derechos Humanos a nivel internacional". "Hay que reparar todo ese daño", asegura.

Sin embargo, la justicia internacional va dando pasos como en algunos casos de dictaduras latinoamericanas. Sin embargo, a veces "las justicias se siente comprometidas cuando se adentran en estos casos y habrá que romper los hilos que protegen a algunos criminales, para terminar con la impunidad".

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