El temporal de viento que azotó Aragón durante el pasado sábado ha empezado a remitir tras dejar numerosos destrozos a su paso. Árboles derribados sobre el suelo, tejados arrancados de cuajo, parques cerrados y redes eléctricas averiadas fueron las complicaciones más importantes que el viento provocó en la comunidad aragonesa.

Sólo en Zaragoza, donde las rachas alcanzaron los 100 km/h, los bomberos realizaron el sábado en torno a 140 salidas y todavía ayer seguían retirando árboles caídos, reparando chimeneas y tejados y atendiendo las llamadas de los vecinos. En total, sólo el domingo vieron obligados a realizar en torno a medio centenar de salidas más provocadas por los destrozos que el viento ocasionó el sábado.

Los principales problemas se registraron el sábado. En la capital aragonesa se desprendió la techumbre del Stadium Casablanca, Ikea tuvo que cerrar sus puertas al caer una placa de su fachada y la gasolinera de Fray Julián Garcés se clausuró al derrumbarse parte de su techo.

Al fuerte viento, que también provocó problemas en el resto de la comunidad, le seguirán ahora las precipitaciones. La Agencia Estatal de Meteorología activó ayer la alerta amarilla por riesgo de nevadas en la Ibérica zaragozana, el Pirineo oscense y en zonas de Albarracín, Jiloca, Gúdar y Maestrazgo, así como en las Cinco Villas y el centro de Huesca.

Para el lunes se prevén nevadas a partir de 500 metros y aún podría haber rachas fuertes de viento en zonas altas. Las temperaturas volverán a descender, heladas débiles fuera del Valle del Ebro. Se prevén chubascos y cielos encapotados.

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