Biden derrota a Trump y gana las elecciones de Estados Unidos

El candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, con su esposa, Jill Biden, en la noche electoral.
El candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, con su esposa, Jill Biden, en la noche electoral.
KEVIN DIETSCH / EFE
El candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, con su esposa, Jill Biden, en la noche electoral.
Joe Biden, con su esposa, Jill Biden, en la noche electoral.
EFE

Estados Unidos tiene nuevo presidente. O eso al menos han dicho las urnas. Joe Biden se sentará en la Casa Blanca, pero no todavía. Tiene un escollo más que superar. Al candidato demócrata no le ha bastado con alcanzar los 270 votos electorales, sino que además tendrá que enfrentarse a la ya anunciada batalla judicial que va a presentar Donald Trump. La remontada en Georgia le ha asegurado al exvicepresdiente de Obama su asiento en el Despacho Oval, después de haberse impuesto en otros estados clave como Arizona, Pensilvania, Míchigan o Wisconsin. En eso ha apoyado Biden su triunfo.

Junto a él, Kamala Harris se convierte en la primera mujer en alcanzar la vicepresidencia de Estados Unidos. Harris, de raza negra, es hija de inmigrantes (su padre es jamaicano y su madre, india).

Pero es un triunfo, de momento, incompleto. Donald Trump se resiste y ya anunció antes de que se certificase su derrota que en votos "legales" él era el ganador. Mantiene la teoría de que los demócratas han "robado" las elecciones y que por tanto el recuento es "ilegal". De hecho, ya ha impugnado ese conteo en varias zonas, concretamente en esas en las que Joe Biden fue subiendo como la espuma tras varias horas de delantera republicana. Con todo, Trump ha roto varios hitos para mal: Florida y Ohio eran seguro de victoria...hasta este 2020. El presidente —de momento saliente— ganó en ambos estados y aún así ha perdido en el cómputo general.

"Detengan el conteo" y "cuenten todos los votos". Son dos afirmaciones antagónicas pero representativas de lo que han sido estas elecciones. En función del escenario, Trump ha pedido una cosa u otra. Biden, por contra, ha apostado por la cautela, aunque tras su fachada de moderación y centrismo, se ha visto ganador casi en todo momento. Porque salvo al inicio del recuento, siempre lo ha sido. Cierto es que la noche no había empezado bien para él, pero como dice el dicho, lo importante es cómo se acaba. La lectura, eso sí, tiene una parte negativa para Biden: ha perdido apoyo en el colectivo hispano y ha habido zonas en que la diferencia respecto a Trump ha sido más pequeña de lo que lo fue en 2016 para Hilary Clinton.

En el otro lado, a Donald Trump no le ha servido movilizar más votos. En unas elecciones récord —la mayor participación desde 1900— ambos se han convertido en los candidatos más votados de la historia. Se suele decir que a mayor voto, más opciones de cambio. Y eso ha ocurrido esta vez. La crisis del coronavirus, en sí, no ha desgastado a Trump, pero sus salidas de tono sí han servido para movilizar a sus contrarios. Se puede hablar de voto a Joe Biden, pero se debe hablar también de rechazo a Donald Trump.

En 2016, el presidente amarró su victoria en los estados bisagra. Y ese giro ha sido precisamente el que ha consolidado la victoria de Biden. Arizona y el cinturón del óxido (la zona industrial del país) empujaron al demócrata hacia la Casa Blanca. El viraje de esos estados ha sido más fuerte que el déficit en otros, como precisamente Florida, y por eso en términos generales Biden puede estar satisfecho.

Se puede decir que Biden lo dejó todo para el final. Remontó casi sobre la bocina tanto en Georgia como en Pensilvania, donde Trump partía con cierta ventaja. Allí, de nuevo a partir del voto más urbano, amarró una victoria que no por ser más ajustada pierde relevancia. Las encuestas le dieron en todo momento como ganador casi aplastante en los meses anteriores a las elecciones. Pero la realidad era otra, de ahí que contar cada voto fuese fundamental para las aspiraciones demócratas. El término "histórico" está manido, y más este año, pero si Obama escribió una página importante en 2008, Biden ha escrito la siguiente en 2020.

"Vamos a ganar esta carrera con gran parte de la nación tras nosotros", sostuvo ya Biden antes de que se conociera el resultado final, en un corto discurso desde Wilmington, la ciudad donde reside en el estado de Delaware. En el tono moderado y conciliador que le caracteriza, no quiso lanzar las campanas al vuelo ante de tiempo, pero lanzó un mensaje con doble destinatario: los ciudadanos y el propio Donald Trump: "La democracia funciona".

Trump casi solo ante el peligro

Donald Trump cree que se guarda un as en la manga, y en parte es así. Pero a la hora de la verdad no cuenta con un respaldo en bloque de su partido. Solo él y su núcleo van con todo hacia la vía judicial, que cree que puede ganar, pues tiene mayoría en el Tribunal Supremo. De momento, muchos gobernadores republicanos ya han advertido que "hay que respetar el resultado electoral" y por tanto sí reconocerán a Joe Biden como presidente de los Estados Unidos. El 20 de enero, pase lo que pase, el sillón principal del Despacho Oval tendrá que estar ocupado.

Cabe la posibilidad, en un caso extremo, que sean las Cámaras las que decidan el presidente. En la Cámara de Representantes la mayoría es demócratas, con Nancy Pelosi al frente, pero en cambio el Senado estaría dominado por los republicanos. A eso también se podría agarrar Trump si quiere ser cuatro años más presidente de la "mayor potencia del mundo" que, estos días, está quedando entredicho por unos comicios completamente desvirtuados. Se puede dar el escenario de que el resultado de las urnas no sirva para nada. Pero, de momento, lo ha ganado Joe Biden.

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