Las consecuencias económicas de las elecciones en Estados Unidos: ¿cómo te pueden afectar?

Las papeletas de voto ausente son procesadas y verificadas por el Departamento de Elecciones y Registro del Condado de Fulton en el State Farm Arena de Atlanta, Georgia
Las papeletas de voto ausente son procesadas y verificadas por el Departamento de Elecciones y Registro del Condado de Fulton en el State Farm Arena de Atlanta, Georgia
EFE
Las papeletas de voto ausente son procesadas y verificadas por el Departamento de Elecciones y Registro del Condado de Fulton en el State Farm Arena de Atlanta, Georgia

Los estadounidenses han votado de forma masiva en estas elecciones presidenciales y legislativas, con un récord de participación en su democracia. Días después, el recuento continúa y aunque Joe Biden está más cerca de lograr la presidencia de la Casa Blanca, tras lograr conquistar estados clave como Wisconsin o Michigan, Donald Trump y su entorno insisten en declarar un fraude e intentan parar el recuento de manera judicial. Lo que parece claro es que en estas elecciones cada voto cuenta más que nunca. Las papeletas por correo tardarán en contarse algún día más y hay que tener presente que en estas elecciones son más numerosas que en otras ocasiones por el miedo al Covid-19. Pero, ¿qué consecuencias puede traer?

El peligro se encuentra en que la economía pueda paralizarse a la larga, sobre todo si el resultado de las elecciones se convierte en una batalla judicial. Si se estanca durante mucho tiempo, podemos encontrar problemas más graves que podrían agravarse con la pandemia. Las tres claves serán el plan de estímulo, la política monetaria de la Reserva Federal y la actitud que tomen los consumidores norteamericanos. Pero lo cierto es que es posible que no tengamos una imagen clara de las prioridades de la nueva administración hasta la primera mitad de 2021.

Con todo, lo que es claro es que la marea azul, de la que tanto se ha hablado en estos meses, no se ha producido y la idea de Joe Biden de sacar adelante su propuesta de paquete fiscal de 2,2 billones de euros, destinado a paliar los efectos de la pandemia, se está esfumando. “Si ninguna de las partes gana de manera contundente, las perspectivas de implementar con éxito un gran plan de estímulo fiscal se hacen más difíciles con un gobierno dividido y una mayoría escasa”, explican desde la gestora Jupiter AM. Esta opinión también es compartida desde Axa IM, quienes consideran que un estímulo fiscal menor “atenuará las perspectivas de crecimiento del PIB de los Estados Unidos”. Por este motivo, las menores probabilidades de dicho programa deberían traer una respuesta más fuerte de la Reserva Federal, con un programa de compras más intenso. “Es muy probable que se prolongue la necesidad de apoyo por parte de la política monetaria de la Reserva Federal”, explican desde la gestora del grupo Axa. A todo ello se une el desvanecimiento del supuesto boom en infraestructuras que se preveía.

Sin embargo, la parte positiva es que las previsibles subidas de impuestos o regulaciones antimonopolio que afectarían a las empresas tecnológicas, sector que ha tomado la delantera en Bolsa, también parecen alejarse. Por los resultados, ya se puede ver que no va a haber un control demócrata de las cámaras, y con ello tampoco será posible la reversión de la reforma fiscal de Trump, lo que evitará un alza en el impuesto de sociedades que será positivo para el beneficio por acción en las empresas.

¿Qué ocurre con las bolsas?

Precisamente a nivel bursátil, aunque lo ideal hubiese sido conocer los resultados desde el primer momento, la volatilidad en el corto plazo puede jugar una mala pasada. Sin embargo, en el largo plazo no hay de qué preocuparse. “Una cartera de renta variable de Estados Unidos en periodos de cinco años rara vez ha perdido más de un 5%; a 10 años, casi nunca más de un 3% y, a 20 años, casi siempre ha subido”, afirma Vicente Varó, director de contenidos y comunicación de Finect.

Es más, en la legislatura de Obama, de noviembre de 2012 a noviembre de 2016, el S&P 500 subió en torno al 60%. Mientras que en los cuatro años de Trump ha sumado un 56%. Es decir, al índice estadounidense no le afecta significativamente quién se siente en el sillón de la Casa Blanca, ya sea republicano o demócrata, puesto que prácticamente se ha comportado de forma idéntica con unos y con otros. Pero, además del S&P 500, otros índices de la bolsa americana como el Nasdaq o el Dow Jones han ido marcando, año tras año, máximos históricos en los últimos ocho años. Todo ello con una pandemia de por medio, que apenas ha debilitado a estos índices, sino todo lo contrario. Por este motivo, si tenemos invertido en bolsa americana, bien sea a través de fondos o de cualquier otra manera, lo más recomendable es conservarlos y seguir con nuestros planes cumpliendo con el horizonte temporal.

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