En declaraciones a Europa Press, la presidenta de la Asociación de Estaciones de Servicio de Aragón, Pilar Soto, ha explicado que las gasolineras han tenido que mantener sus puertas abiertas, incluso en los momentos de mayores restricciones, al ser un servicio esencial que tenía que garantizar el combustible, "con el problema que era la exposición de nuestros trabajadores al virus y que no había ventas".

"Al bajar la movilidad en el 89 por ciento, nuestras ventas durante todos esos meses bajaron entre un 85 y 90 por ciento. Además los fines de semana no se vendía nada". Esto, ha detallado, dependía mucho de dónde estaba ubicada la estación de servicio, "por ejemplo, las rurales y las urbanas lo pasaron fatal, los vehículos no se movían, y las únicas que tenían algo de consumo fueron las de carretera por el servicio a los transportistas".

"Cuando empezamos en verano el sector se recuperó algo, porque ya no estaba restringida la movilidad, pero como veníamos arrastrando pérdidas, el sector se ha resentido mucho. Nuestros asociados son pymes y solo algunas estaciones, al no ser servicios mínimos, pudieron reducir horarios o ajustar más plantilla durante el primer estado de alarma, pero fue temporada complicada".

En este contexto, ha señalado que las últimas medidas tomadas por el Gobierno central y autonómico de confinamientos perimetrales van a causar otra caída en el consumo de carburante.

No obstante, se ha alegrado de que el Ejecutivo autonómico haya publicado en el Boletín Oficial de Aragón (BOA) esta semana que los restaurantes y cafeterías de las estaciones de servicio no se vean afectadas por la normativa de toda la hostelería -que solo pueden servir en el exterior y con el 50 por ciento del aforo- y puedan prestar servicio al 50 por ciento del aforo en interior.