Hallan por primera vez restos de llamas sacrificadas en un ritual inca

  • La datación por radiocarbono estima que el sacrificio pudo producirse hace aproximadamente 573 años.
Una de las cuatro llamas sacrificadas en un ritual inca localizadas en Tambo Viejo.
Una de las cuatro llamas sacrificadas en un ritual inca localizadas en Tambo Viejo.
L.M. VALDEZ
Una de las cuatro llamas sacrificadas en un ritual inca localizadas en Tambo Viejo.

Los restos de cinco llamas, una de ellas en un estado muy deteriorado, que formaron parte de un ritual de sacrificio de la civilización Inca han sido halladas en un yacimiento en Tambo Viejo, en Perú, por un grupo de investigadores de la Universidad de Calgary y arqueólogos de la Universidad de Huamanga.

Se trata de tres ejemplares blancos y uno marrón cubiertos con adornos como brazaletes y cuerdas de colores sacrificados hace más de 500 años en un rito para mostrar respeto y honor a los dioses, con el objetivo de que estos les bendijeran y cumplieran las peticiones que habían realizado, tal y como explican los autores del estudio publicado en la revista Antiquity y recogido por Gizmodo.

Este hallazgo supone la confirmación y la evidencia definitiva de que los incas realizaban este tipo de ceremonias, según corrobora Lidio Valdez, autor principal del estudio, ya que hasta el momento las únicas pruebas que se tenían eran los relatos etnográficos de los colonizadores españoles. Estas narraciones aseguraban que el pueblo inca podía llegar a sacrificar hasta 100 llamas al mismo tiempo.

Los mismos escritos de los colonos sobre este tema, revelaban que las peticiones más populares de los incas tenían que ver con mejorar la vida de su pueblo, por lo que abundantes cosechas y buen clima, rebaños sanos y victorias frente a los enemigos eran las demandas más solicitadas.

Valdez explica también que esta civilización utilizaba a las llamas para sus sacrificios porque "su valor ritual solo podía ser superado por el de los seres humanos", y al contrario que los restos de sacrificios de llamas y, en algunos casos, de niños, de la civilización preinca Chimú, localizados en la costa norte de Perú, "no son ofrendas funerarias, sino ofrendas dedicadas a las deidades, es decir, al dios creador Viracocha y al Sol".

"Este es el primer yacimiento de su tipo. No hay nada comparable", afirma el investigador, que además revela que los animales no presentaban "pruebas de cortes en la garganta ni en el diafragma, lo que sugiere que las llamas podrían haber sido enterradas vivas". El hecho de que las llamas aparecieran con las "piernas atadas también puede apoyar esta interpretación". Sobre sus tumbas, los incas colocaron plumas de aves tropicales.

La datación por radiocarbono estima que el sacrificio pudo producirse hace aproximadamente 573 años, poco después de la llegada del Imperio Inca a la civilización, lo que provocó que trataran de "entablar amistad con los lugareños y proporcionar regalos y comida a los pueblos conquistados, al mismo tiempo que reconocían las huacas (unos monumentos religiosos) y los dioses locales", para alterar lo menos posible sus vidas, explican en el estudio.

Los incas consideraban que no era posible conquistar un territorio "sin dar algo a cambio", lo que supone que la "anexión de pueblos y sus tierras implicaba un intercambio que normalizase aquella situación anormal".

Los arqueólogos hallaron también en el yacimiento evidencias de grandes celebraciones como hornos, lo que para Valdez significa que se celebraban fiestas durante los ritos. "Estoy convencido de que los rituales que incluían los sacrificios de animales incluían otras acciones, como cantar, bailar... que no necesariamente dejan pruebas materiales tangibles que podamos recuperar los arqueólogos", explica.

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