Paula Echevarría jugó al despiste con la noticia de su embarazo. Información que se encargó de desmentir a primera hora del pasado miércoles y que por la tarde confirmó mediante una foto en blanco y negro en su perfil de Instagram. Lo hizo, según fuentes de toda solvencia, después de anular su presencia en un acto de Tous, celebrado en el Festival de San Sebastián, para conmemorar el centenario de la firma. A pesar de que la actriz ha negado que el motivo fuera exclusivamente económico, hay quien rumorea que el desplante repentino se produjo al no alcanzar un acuerdo económico que satisficiera el impacto de la noticia.

Lo único cierto es que Paula admitió públicamente estar embarazada un día después de acudir a una visita ginecológica. Este periódico ha podido saber que se trataba de la tercera revisión y que, en efecto, en esta cita se le informó del sexo del bebé que espera. Aunque en sus primeras declaraciones (concedidas a la revista Corazón) Echevarría ha asegurado que está de nueve semanas, las mismas fuentes me aseguran que la actriz ya habría superado las trece semanas de gestación y que se le ha aconsejado tranquilidad y sosiego para evitar complicaciones.

Siempre generosa y atenta con los medios, nada sorprendería que la asturiana ofreciera datos sobre su nueva situación en un acto publicitario. Lo ha hecho en otras ocasiones. Considerada por muchos como una mujer anuncio, en la retina de los profesionales del fisgoneo nacional quedan momentos tan explosivos como cuando reapareció tras el divorcio de David Bustamante o cuando se dejó grabar enjugándose las lágrimas y pronunciando aquello de "en mi casa pasan cosas" para confirmar su última y definitiva crisis con el padre de su hija Daniella. No hay mucha diferencia -más bien ninguna- entre vender una exclusiva en una revista y negociar cachés disparatados por campañas que, precisamente, se le ofrecen por su tirón en la prensa rosa.