Qué son la hiposmia, la parosmia, la fantosmia y la cacosmia que afecta a algunos pacientes con coronavirus
- Cuando ya nada huele y sabe como antes : "No soporto más que la tortilla de patata me sepa a cartón".
- Jesús Porta, neurólogo, sobre la parosmia y la cacosmia: "A una paciente el café le olía a putrefacción".
- Franklin Mariño Sánchez, otorrino: "Las consultas están llenas de personas con anosmias e hiposmias por Covid".
- ¿Cómo es el entrenamiento del olfato para volver a oler?
Si usted ha tenido coronavirus, quizá le suene la palabra. Anosmia es la pérdida total del olfato y se trata de uno de los síntomas más habituales de los pacientes que tienen Covid. Los últimos estudios aseguran, de hecho, que más del 40% de los enfermos lo desarrollan. Pero ¿qué pasa después? ¿Todo el mundo lo recupera?
"La mayoría de los pacientes lo recuperan por completo", asegura el neurólogo Jesús Porta, a 20minutos.es. "Pero un porcentaje de pacientes no lo recuperan o tienen fenómenos extraños". El doctor Franklin Mariño, otorrino en el hospital Ramón y Cajal, enumera las diferentes alteraciones que están viendo en consulta.
- Anosmia: pérdida total del olfato.
- Ageusia: pérdida total del gusto.
- Hiposmia: pérdida parcial del olfato. Es decir, los pacientes huelen normal, pero menos. Dentro de este grupo, hay diferentes tipos:
- Parosmia: "cuando hueles una cosa, detectas un olor que es diferente al real", explica Mariño. "Yo tengo muchos pacientes que me dicen "cuando huelo el perfume me huele como a azufre, como a cañería" eso es muy frecuente".
- Fantosmia: "la fantosmia es un olor fantasma, un olor que no existe, por ejemplo está la persona en un ambiente donde está respirando aire normal y de repente le huele todo a quemado. es un olor que no existe, como si fuera una alucinación"
- Cacosmia: cuando el paciente recibe como desagradables e incluso fétidos olores habituales.
Sin embargo, hay que dejar una cosa clara: estos fenómenos no son únicos del SARS-CoV-2. "Las causas habituales de pérdida de olfato son cinco: las congénitas, es decir, la gente que lo tiene y que no lo sabe; las posvirales, como la Covid, la gripe o los catarros comunes; el traumatismo craneoencefálico; los fármacos, que pueden producir alteraciones como los quimioterápicos; y el tabaco, que es una de las más frecuentes", detalla el neurólogo Daviz Ezpeleta. "Llevamos viendo a estos pacientes durante años, solo que ahora con el coronavirus es mucho más frecuente".