Puigdemont, a pocos días de constituir su nuevo partido: "Yo no he roto con el PDeCAT"

El eurodiputado de JxCat Carles Puigdemont durante la entrevista con la ACN.
El eurodiputado de JxCat Carles Puigdemont durante la entrevista con la ACN.
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El eurodiputado de JxCat Carles Puigdemont durante la entrevista con la ACN.

"Yo no he roto con el PDeCAT". Así de contundente es el líder de JxCat y expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, al ser preguntado por su nuevo proyecto político, que este sábado organiza su asamblea constituyente. En una entrevista con la ACN, Puigdemont dice que las puertas de su nuevo partido "están abiertas para todo el mundo, sin excepciones", que la gente del PDeCAT se está "incorporando claramente" y que "no hay un sentimiento de rotura". 

Puigdemont admite "frustración" por la suspensión del pleno de investidura del 2018, y lamenta que el "exilio" ha sufrido "carencia de reconocimiento" entre algunos sectores del independentismo. "Algunas veces me he sentido muy solo, nos hemos sentido muy solos", confiesa.

A pocos días del pistoletazo de salida de la Asamblea constituyente de Junts per Catalunya, Puigdemont afirma que para él "el PDeCAT es la gente, el legado", y no "determinadas actitudes de la dirección". "La gente del PDeCAT no solo no ha roto conmigo, sino que se está incorporando claramente a JxCat, y entiende que forma parte de la consecución de una tradición que viene de muy lejos", dice.

Puigdemont destaca que las dudas y las discrepancias que tuvo con su partido durante el periodo previo al 1-O –y que relata en el libro 'Me explico'- se tienen que entender en un contexto de "momentos muy complejos y muy difíciles". De hecho, avisa que puede volver a pasar en el futuro, también en otras formaciones.

"Que nadie se piense que si un partido gana rotundamente las elecciones no tendrá tensiones internas en momentos de gran trascendencia como los que hemos vivido", destaca Puigdemont.

Diálogo con el Estado

Al analizar las opciones actuales de diálogo, Puigdemont recuerda la "traición" que, según él, sufrió por parte del Estado español el 10-O. "Hoy no nos podemos dejar engañar como en aquel periodo", dice, acusando el gobierno español de ser un "trilero en las negociaciones". El diálogo con el Estado, avisa, "o se hace con garantías, o puede volver a ser muy probablemente otra trampa".

Sobre el monarca Felipe VI, Puigdemont admite que en los meses previos al 1-O "tenía más información y quizás más empatía" hacia una "solución política" que el entonces presidente, Mariano Rajoy. Pero ahora ya no. De hecho, Puigdemont cree que con el discurso del 3-O el rey "abdicó en directo de representar todos los catalanes".

Los partidos independentistas

El líder de JxCat también ha hablado de las "desconfianzas" y de "el inventario de trabas" vividas en los meses previos al referéndum, tanto en las relaciones con su partido como con los socios de gobierno de ERC. Lo valora, no obstante, como un "aprendizaje" y cree que no se tiene que esconder ni "pintar a la gente una visión romántica y muy edulcorada" de los hechos, porque los ciudadanos quieren "ser tratados como mayores de edad". "Por encima de todo, nosotros somos aliados", destaca, asegurando que la autocrítica es necesaria porque "la política, o es humana, o no es buena política".

A pesar de esto, Puigdemont admite que el partidismo podría haber llegado a hacer tambalear el referéndum, y a pesar de reivindicar el papel "imprescindible" de partidos e instituciones para votar, dice que no se habría ido "mucho lejos" sin la gente. Si el éxito del 1-O hubiera sido vinculado "estrictamente" a la voluntad de los partidos políticos, afirma, su celebración "probablemente hubiera sido un milagro" y "no habría sido una victoria tan rotunda".

Puigdemont justifica sus llamamientos a listas unitarias a pesar de las discrepancias evidentes con ERC y su líder, Oriol Junqueras, porque "por encima de todas las desavenencias, partidistas o personales, hay el interés general". El líder de JxCat dice que en las elecciones del 21-D "estaba dispuesto a hacer todas las concesiones que hicieran falta" para ir juntos a las urnas.

El retorno a Cataluña

Puigdemont niega que engañara a los ciudadanos con promesas de volver a Cataluña el 21-D. "Yo tenía que volver investido presidente de la Generalitat, y ocupar mi lugar en el Palau", afirma, diciendo que lo tenían "todo preparado".

"El exilio es una trinchera de lucha muy eficaz que no se puede banalizar de cualquier manera. Si yo hubiera sido escogido presidente, quizás estaría en prisión, pero habría vuelto al Palau de la Generalitat. Y créame, sabía como volver", afirma. Por eso, admite que la suspensión del pleno aquel enero le generó "una gran frustración" porque cree que se falló "a toda la gente que el 21-D apoyó a JxCat".

"Fue el inicio de una deriva mala de desunión y confrontación entre nosotros", reconoce, pero no atribuye la culpa al presidente del Parlamento Roger Torrent. "Seguramente no fue una decisión personal", opina.

Incomprendido en el exilio

"No vinimos al exilio para ganar batallas a corto plazo", defiende Puigdemont, que se ve "víctima de cierta incomprensión" por haber optado por una estrategia con resultados a largo plazo. Si bien no quiere esconder los "momentos difíciles del exilio", el expresidente asegura que tanto él como el resto de ex consellers en Bruselas decidieron no utilizar su sufrimiento personal de forma "estratégica".

"Quizás esto nos ha hecho, a veces, desaparecer del radar de las víctimas de la represión ante alguien", afirma. Además, lamenta haber oído "de algún compañero de viaje" que el exilio es "una frivolidad" o una "fantasía", pero evita señalar a ERC. "Duele mucho y da la sensación de cierta soledad", dice.

El Govern de Quim Torra

Puigdemont asegura que el gobierno del Quim Torra lo tenía "mucho más difícil" que el suyo y que a pesar de las "dificultades", sobre todo "externas", "ha conseguido salir adelante".

El expresidente evita pronunciarse sobre la convocatoria de elecciones porque es una "cuestión que pertenece al Presidente" pero admite que hay "grandes dificultades para llegar a diciembre del 2021". "La represión no acabó con la sentencia, ahora continúa", afirma.

Decepcionado con la UE

"La Unión Europea es el terreno más difícil para el reconocimiento", admite Puigdemont de cara a una eventual independencia de Cataluña. Según él, durante la preparación del referéndum del 1-O su gobierno invirtió muchos esfuerzos "en difundir" la situación de Cataluña, pero reconoce que no tenían "atado" ningún reconocimiento: "Nunca dijimos ni que tuviéramos un solo reconocimiento atado, ni que sería fácil", afirma.

En cuanto a la reacción de la Unión Europea aquellos días, Puigdemont critica que las instituciones miraran "hacia otro lado". "No estuvieron a la altura", lamenta, avisando que esto generó "una gran decepción" entre los catalanes.

Sigue reivindicando la DUI

El expresidente insiste que "volvería a tomar la misma decisión" que aquel 27 de octubre del 2017 haciendo la Declaración Unilateral de Independencia (DUI). "La irresponsabilidad del Estado no nos puede llevar a nosotros a hacer un retroceso como aquél", defiende.

En este sentido, defiende que la DUI "forma parte de la carpeta catalana" y cuando esté "madura" se usará: "La DUI no está anulada por el Parlamento, será un documento fundacional de este procés", avisa Puigdemont, que reivindica tanto esta declaración como el 1-O como "partes esenciales" del procés hacia la independencia.

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