De sus sueños de ser actriz a dependienta y, luego, 'influencer': Dulceida antes de ser Dulceida

Aida Domenech, Dulceida.
Aida Domènech, más conocida como Dulceida.
GTRES
Aida Domenech, Dulceida.

Mucho antes de ser Dulceida, la joven Aida Domènech tenía otros intereses, otros objetivos en la vida. Es lógico: cuando nació en Badalona el 23 de octubre de 1989 no solo es que no existiera el término influencer, es que ni siquiera existía Instagram. O, más sencillo, no estaba ni generalizado Internet. Así que, obviamente, mucho ha llovido desde entonces.

Pero ahora, cada vez más cerca de los tres millones de seguidores en dicha red social (tiene alrededor de los 2.850.000), es el momento de saber quién era una de las mujeres más reconocidas en el mundo de la moda de España antes de ser ídem.

Cuando era una niña, quizá de mirar la pantalla de la televisión y ver a las estrellas del cine, su pasión era la interpretación. Pero, también como algunas estrellas, tenía algo de insumisa, así que a su pasión por el celuloide le perdía que no fuera del todo constante.

Por eso mismo jamás consiguió ningún título académico y, por si alguien se lo pregunta, no, no se muestra arrepentida por ello, como ya pudo comprobar el propio Risto Mejide cuando entrevistó a la catalana hace unos años en su programa Chester.

"En 4º de ESO fui muy rebelde y no acabé la ESO en el Instituto", reconoció Aida Domènech, añadiendo: "A veces lo pienso, pero ¿qué podría haber estudiado? Creo que hay que estudiar pero también conozco a muchísima gente sin muchos estudios, con lo básico, como yo, que son cracks. Tienen un trabajo, son personas inteligentes. Mucha gente que haya estudiado una carrera puede ser más inteligente que yo pero no me considero una chica tonta. Ser influencer no se estudia".

Como ya por entonces le gustaba la moda, su decisión de no seguir sus estudios y buscarse algo para ganarse la vida (y "mi madre harta de mí, estuve un año sin hacer nada") la llevaron a ponerse de cara al público detrás de un mostrador, siendo testigo en primera línea de lo que se llevaba.

"Me gustaba mucho la moda y dije: 'pues me hago dependienta'. Estuve en Zara un año y medio", comentó en la citada entrevista con el marido de Laura Escanes, antes de admitir que le picaba el gusanillo de ser actriz: "Quería hacer algo que me gustara y me llenara mucho, estudié interpretación un año en Barcelona y otro en Madrid".

Fue en aquel entonces en el que, entre una cosa y otra, tomó una decisión que no sabía lo importante que llegaría a ser. "Empecé a compartir mi visión de la moda y un poco de mi vida y me empezó a seguir gente. Me imagino que gustaba lo que publicaba", recuerda de sus primeros pasos con un blog.

La ya bloguera de moda vio cómo su popularidad en Internet iba en aumento justo cuando comienzan a ser cada vez más importantes las redes sociales en nuestras vidas y algo hace clic en su cabeza cuando una marca le hace su primera oferta.

"Me acuerdo de que la primera cosa que hice fue con Santa Eulalia, una tienda de Barcelona, y me dijeron: 'vienes a la tienda y te haces unas fotos con todos los que quieras'", ha comentado en alguna ocasión la it girl, que actualmente vive de eso en su día a día con firmas de prestigio internacional. 

"Era mi sueño, yo no había tocado una prenda de esas prácticamente y encima me pagaban". Dulceida abre entonces un vlog en Youtube (en el que actualmente tiene alrededor de dos millones de suscriptores) y se convierte en un referente LGTB al salir del armario.

"Muchos de vosotros me preguntáis si soy bisexual o si soy lesbiana y sí, estoy muy enamorada de una chica. Ella es Alba", decía en 2015, un año antes de casarse con la también influencer Alba Paul Ferrer, aunque, tal y como ha admitido en un entrevista reciente con El Mundo, ella no fue la primera chica con la que había estado. Antes incluso estuvo con el fotógrafo Sergi López, quien le hacía algunas de las instantáneas que luego subía a sus redes.

El resto, por decirlo de alguna manera, es historia. En el futuro, quizá hablemos de Dulceida como la madre que quiere ser: "Queremos tener un hijo pero vamos a esperar. Hemos dicho que más o menos a los 34 ó 35 años [tiene 30]. Ella dice que sea yo la que lo tenga, pero tenemos que pensar muchas cosas todavía. Me da mucho miedo el parto y después el cuerpo... yo no soy de ir al gimnasio y, claro, todo cambia".

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