El FMI pinta el futuro muy negro para España: prevé una caída del 12,8% en la economía, la peor en todo el mundo

Previsiones FMI
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Previsiones FMI

El futuro de la economía española no es para nada alentador. Más bien al contrario. Las previsiones son muy negativas y el FMI ya ha puesto el aviso sobre la mesa: prevé una caída de un 12,8% del PIB este año, la peor de todos los países analizados junto con Italia, que mantiene ese mismo porcentaje, y Francia, con un 12,5%. Eso sí, habría un rebote en 2021, cuando la economía podría crecer hasta un 6,3%, según los datos publicados este miércoles.

Esta previsión, eso sí, es más optimista que el peor escenario manejado por el Banco de España, que situaba el desplome en un 15,1%. Las peores caídas, con todo, se dan en los países turísticos, que son también -en un mantra repetido por Sánchez varias veces- los más afectados por la pandemia. España se recupera, en el contexto manejado por el FMI, a ritmo similar que los países de su entorno.

Las cifras empeoran casi cinco puntos las previstas para España en el mes de abril en lo referente al año 2020. Además, la deuda pública podría alcanzar el 123,8% del Producto Interior Bruto -por encima del 105% de media en la zona euro-, una previsión incluso peor que las del Banco de España (entre el 115% y el 120%), pero un poco más halagüena que la de la OCDE (129%).

"El FMI y la OCDE dicen que España es la economía con mayor debacle y Eurostat que el desempleo aumentó 10 veces más que la media europea. Nadie entiende que Sánchez acabe con el programa de liquidez para empresas y autónomos cuando cierran empresas como Pullmantur, Alcoa o Nissan", reaccionó el presidente del PP, Pablo Casado, al conocer los datos.

Por otro lado, el desajuste de las cuentas públicas (déficit) durante 2020 llegará al 13,9% del PIB, mientras que en 2021 todavía será del 8,3%. Estas cifras suponen una revisión a la baja de 4,4 y 1,6 puntos porcentuales, respectivamente.

El FMI analiza el impacto de la crisis en los países con estadísticas similares a las de España. "Parece que ha habido un golpe más profundo a la actividad en el primer semestre del año que lo previsto", expresan en el informe, incluso antes de que se impusieran los cierres y la paralización de la actividad económica. Esto también sugiere "una recuperación más gradual en la segunda mitad" del año ya que el miedo al contagio es probable que continúe, pero no de la misma forma.

Por otro lado, explica que las economías del G20 siguen representando el grueso del apoyo fiscal mundial, con medidas presupuestarias que ahora se sitúan en el 6% del PIB de media, comparado con solo el 3% del PIB en abril, y mucho mayor que durante los años 2008 y 2010 en respuesta a la crisis financiera mundial.

En general, avisan, la mayoría de las economías avanzadas "han promulgado nuevas rondas de apoyo fiscal a medida que la actividad se contrae más de lo esperado". Se prevé, por tanto, que los déficits fiscales generales se amplíen hasta alcanzar el 16% del PIB de media este año, trece puntos porcentuales más que el año pasado, y la deuda pública se pueda fijar por encima del 130% del PIB durante el periodo 2020-2021.

En el escenario que se maneja desde el Fondo Monetario Internacional, se espera que la deuda pública mundial pueda alcanzar un máximo histórico, superando el 101% del PIB en este mismo año, un aumento de 19 puntos porcentuales respecto al año pasado. Asimismo, calculan que los ingresos del los gobiernos caigan más que la producción y se proyecta que sean 2,5 puntos porcentuales del PIB más bajos respecto a 2019, lo que refleja unos ingresos personales y empresariales más bajos y un fuerte impacto en el sector privado.

Además, los países exportadores de petróleo han sufrido una disminución de los ingresos debido a los bajos precios, por lo que la trayectoria de su deuda y déficit "está sujeta a una gran incertidumbre". Y es que en este sentido, el organismo advierte de que igual que sucedía con las previsiones de abril, existe una incertidumbre generalizada alrededor de este pronóstico. Este, por tanto, "depende de la profundidad de la contracción en el segundo trimestre", del que todavía no hay datos, y también de "la magnitud y la persistencia" de los efectos de la crisis.

Los motivos de esa incertidumbre son varios: la duración de la pandemia y los cierres requeridos, el distanciamiento social voluntario, que afectará a los gastos, la capacidad de los trabajadores desplazados para conseguir empleo en diferentes sectores o las "cicatrices" que dejen los cierres de empresas y el aumento del desempleo, son las principales. Pero habría que tener en cuenta también el impacto de los cambios para fortalecer la seguridad en el lugar de trabajo, como los turnos de trabajo escalonados, una mayor higiene y limpieza entre los turnos y nuevas prácticas en el lugar de trabajo relacionadas con la proximidad de personal en las líneas de producción, las cuales conllevan costes comerciales extra.

Si se pone la mirada en el año 2021, se prevé que la tasa de crecimiento de las economías desarrolladas estará en un 4,8%, mientras que en los mercados emergentes y las economías en desarrollo podría ser de hasta el 5,9%, lo que refleja en gran medida la previsión de recuperación de China (8,2%). Se espera, en ese contexto que la tasa de crecimiento del subgrupo, excluyendo a China, sea de un 4,7%, dejando el PIB de 2021 en las economías emergentes un poco por debajo de los niveles de 2019.

Recomendaciones de cara al futuro

El informe da una serie de indicaciones de cara al futuro más cercano. A medida que el bloqueo por culpa de la pandemia comienza a disminuir en varias partes del mundo, las políticas fiscales tendrán que adaptarse a las circunstancias de los países, equilibrando la necesidad de proteger a las personas, estabilizar la demanda y facilitar la recuperación

En los casos en que la pandemia sigue siendo aguda y continúan los cierres estrictos, las medidas fiscales "tendrán que dar cabida a los servicios de atención de la salud para salvar vidas y proporcionar líneas de vida de emergencia para proteger a la gente". El informe recomienda, además, que donde los cierres se están relajando, esas medidas se dirijan a las familias, pues a partir de ahí se generará "resistencia" a los efectos colaterales de la pandemia del coronavirus.

"La recuperación podría centrarse en la inversión pública, incluida la infraestructura física y digital, los sistemas de atención de la salud, y la transición a una economía de bajo carbono", prosiguen desde el FMI. Donde el espacio fiscal es limitado, los países "necesitan reorientar los ingresos y los gastos para aumentar e incentivar las actividades productivas".

También recomiendan orientar algunas a la protección social, "con programas más duraderos que puedan mejorar los estabilizadores automáticos y ayudar a hacer frente al aumento de la pobreza y desigualdad". Todas las medidas deberían integrarse "en un marco fiscal enfocado al medio plazo y que se gestione de forma transparente para mitigar los riesgos fiscales, incluidos los préstamos y garantías que no tienen un efecto inmediato sobre la deuda y el déficit públicos".

"Esta crisis también generará desafíos a medio plazo. La deuda pública está previsto que alcance su mayor nivel con respecto al PIB desde que hay registros, tanto en países avanzados como emergentes. Los países necesitarán sendas fiscales sólidas para la consolidación a medio plazo mediante el recorte de gastos innecesarios, la ampliación de la base fiscal, la disminución de la evasión de impuestos y una mayor progresividad fiscal en algunos países", recomienda la economista jefa del FMI, Gita Gopinath.

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