Miley Cyrus habla de uno de sus vestidos más icónicos: "Sabía que enfadaría"

La cantante Miley Cyrus, en 2018.
La cantante Miley Cyrus, en 2018.
GTRES
La cantante Miley Cyrus, en 2018.

Si hay algún biógrafo en la sala y quisiese un punto de inflexión en la vida de Miley Cyrus, sin lugar a dudas tendría 2010 como un año clave para entender no solo quién es sino todo lo que hubo de hacer para que el público cambiase su percepción de ella.

Hace una década, la artista de 27 años tomaba una decisión fundamental para su futuro: "matar" a Hannah Montana. Es decir, enterrar en el imaginario colectivo la idea de una niña dulce, familiar y risueña que cuando se sube a un escenario es otra persona y apostar el todo por el todo a esa otra persona, puesto que ese álter ego era ella misma.

Es una fecha tan especial que la actual "novia en Twitter" del presidente Pedro Sánchez después de que intercambiasen varios mensajes en dicha red social ha decidido conmemorarlo con una edición especial del disco que lo cambió todo: Can't be tamed (traducible por "No puedo ser domesticada").

En el mismo Twitter, la también actriz norteamericana ha querido responder varias dudas de sus fans y entre ellas le han preguntado por una de esas noches que dentro de sus seguidores aún se recuerda por ser indispensable para entender no solo sus canciones, sino también su personalidad y su activismo.

Se trata de una noche de comienzos de junio del citado año. Aquel día Miley Cyrus tenía que actuar en el G-A-Y Club de Londres, un famoso local de la capital británica, y escogió para la ocasión un vestido que sabía que daría que hablar.

"Me puse un vestido que sabía que enfadaría a todo el mundo y coincidió que fue por esa época cuando empecé a 'desplegar mis alas' y a sentirme libre", admite Cyrus. "Pero... también supuso echarle muchas agallas porque la gente de mi alrededor con la que hablaba me aseguraban que perdería todos mis fans y que mi carrera se acabaría ahí mismo", reconoce.

Esa valentía que tuvo, comprende ahora, no fue tanto porque sus seguidores, dice, siempre estuvieron ahí. "No podía seguir siendo Hannah Montana toda la vida, para siempre, y ellos lo sabían, aunque tampoco querían que cometiese un error que no pudiese arreglar luego. He tenido muchísima suerte de contar con fans tan leales (como tú) que siempre me han permitido experimentar y evolucionar", responde a la usuaria.

El vestido en cuestión era un diseño de Danielle Scutt para Topshop; un little black dress formado por un top y una minifalda unidos por el vientre y por la espalda por dos argollas, dejando al aire la cadera de la artista, así como sus piernas.

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