Es el símil más recurrente cuando se habla de optimismo o pesimismo: el vaso de agua puede estar medio lleno o medio vacío, dependiendo de si uno es optimista o pesimista. En el caso de estos últimos, su pesimismo puede ser signo de algo grave: estar desarrollando demencia.
Un estudio del University College de Londres apunta a aquellas personas que no tienen una depresión diagnosticada, pero sí distimia, es decir, el trastorno depresivo persistente. Estas personas, que tienen síntomas como tristeza, sensación de vacío o pesimismo, presentan un mayor riesgo de sufrir demencia que las que no lo sufren.
La investigación sostiene que tener constantes pensamientos negativos durante prolongados periodos de tiempo pueden aumentar esos riesgos. El estudio, apoyado por la Alzheimer's Society de Reino Unido, ha hallado proteínas en el cerebro asociadas a problemas de memoria y pensamiento en las personas con pesimismo permanente.
La Clínica Mayo recomienda ponerse en manos de profesionales si se sufre distimia.
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