Un cliente de un bar de Granollers, Can Juli, le ha pagado al establecimiento todas las cañas de cerveza que no se ha podido tomar durante el cierre obligado del local por el confinamiento decretado por el Gobierno a causa del coronavirus.
La persona en cuestión se presentó tras la reapertura llevando consigo un papel en el que había hecho el cálculo de todas las consumiciones de cañas que no se había podido tomar por el encierro.
"Cada mañana, gracias a cosas así, te entran ganas de ir a trabajar"
(Pili, dueña del bar Can Juli)
Juli y Pili, los hermanos que regentan este bar de comidas caseras, fueron obsequiados por parte del parroquiano con 100 euros, correspondientes a las 36 visitas que no había hecho al local, según su costumbre, multiplicadas por los 2,5 euros que pagaba por cada caña. A los 90 euros euros e total le añadió una propina de 10 euros.
El cliente iba al bar unas dos o tres veces por semana y se tomaba una caña mientras leía el periódico del día. A veces, los dueños le regalaban una o dos tapas de acompañamiento. "Cada mañana, gracias a cosas así, te entran ganas de ir a trabajar", comenta Pili, una de las dueñas, agradecida.
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