Cáritas Teruel adapta su proyecto de comercio justo a las nuevas circunstancias

Cáritas Diocesana de Teruel ha indicado que, como acción vinculada al Día Internacional de Comercio Justo, que se celebra este sábado, 9 de mayo, está adaptando su proyecto en este ámbito a las nuevas circunstancias y, desde la pasada semana, participa en la iniciativa 'mercabarrio'.

Consiste en un servicio a domicilio que permite continuar con la venta de productos de comercio justo, impulsando así las cooperativas de productores "y visibilizando esta forma alternativa que promueve una relación justa entra productores y consumidores", ha explicado la organización en una nota de prensa.

En ella, ha señalado que las organizaciones integrantes de la coordinadora estatal de comercio justo, de la que forma parte Cáritas Teruel, reclaman un modelo económico "más humano y sostenible para salir de esta crisis".

En este sentido, la organización turolense ha comentado que la desigualdad y la crisis climática "son las principales consecuencias del actual modelo económico basado en un consumismo desmesurado e insostenible y cuyo único fin es la generación de capitales".

Ahora, la crisis sanitaria del coronavirus ha puesto de manifiesto la "vulnerabilidad" de este sistema, "que deja a demasiadas personas atrás, en condiciones indignas, sin sus necesidades vitales básicas cubiertas".

SALIDA COLECTIVA

Cáritas Teruel ha precisado que el movimiento del Comercio Justo defiende que la salida a esta crisis deber ser "global y colectiva", y debe apostar por un cambio en el sistema económico "que priorice la dignidad humana y la protección del planeta".

"Esto no solo es posible, sino que es absolutamente necesario", ha abundado esta organización, que ha recordado que esta es una reivindicación que mantienen "desde hace varias décadas, pero este año, en el Día Mundial del Comercio Justo queremos decirlo, si cabe, en voz más alta y clara, a pesar de tener que celebrar esta día de manera virtual y no en las calles, como venimos haciendo estos años".

Cáritas Teruel ha glosado sus tres principales demandas. La primera es poner por delante a las personas frente a los beneficios económicos a través de derechos laborales y vida digna para trabajadores de todo el mundo.

"Esta crisis ha puesto de manifiesto la paradoja de que muchos de los empleos peor remunerados, como el cultivo de alimentos, son los esenciales para nuestra propia existencia", sin embargo, la mayoría de quienes los realizan "lo hacen en condiciones laborales indignas, con salarios por debajo del umbral de la pobreza o en sectores informales".

En este punto, ha aportado el dato de que, según el Banco Mundial, seis de cada diez personas pobres de todo el mundo trabajan en la agricultura, "una paradoja de la cadena global de alimentación, con numerosos intermediarios, y que busca maximizar el lucro de las empresas en lugar de garantizar el suministro de alimentos y la producción sostenible". Las prácticas comerciales de las organizaciones de Comercio Justo "están minimizando las consecuencias económicas y sociales para sus trabajadores y trabajadoras".

CONSUMO RESPONSABLE

El consumo responsable es su segunda apuesta, en un momento en el que se da un nivel "insostenible", que provoca "un peligroso deterioro medioambiental" y, además, alienta fenómenos como la deslocalización de empresas, la producción en países con menor renta, donde hay menos regulaciones y en los que los sindicatos "están prohibidos o su acción no es completamente libre, lo que en definitiva provoca pobreza para quienes están en los últimos eslabones de la cadena".

Cáritas ha opinado que esta crisis "nos ha hecho preguntarnos, como individuos y como sociedad qué es lo realmente importante" y ha defendido "la necesidad de ajustar nuestros niveles de consumo a nuestras necesidades reales, y optar por productos".

Finalmente, reclama el respeto al medio ambiente, para argumentar que el coronavirus "desafía a nuestro mundo en plena crisis climática, como si fuera una llamada de atención ante la imperiosa necesidad de cuidar el único planeta que tenemos".

Para esta organización, fenómenos como el calentamiento global, la desertificación o la deforestación son algunas de las consecuencias derivadas del modelo productivo imperante y de la agricultura industrial, "basados en el uso indiscriminado de recursos naturales, la producción masiva de bienes y prácticas agrícolas como el monocultivo o el uso de fertilizantes y químicos".

Ante esta realidad, las organizaciones de comercio justo piden una transición "urgente" a un modelo productivo "verde y neutro en emisiones de carbono".

En definitiva, la crisis del coronavirus "ha demostrado lo insostenible y desigual del modelo de crecimiento económico mundial" y las respuestas y propuestas para salir adelante "no pueden caer en los mismos errores", sino que "es necesario aprovechar esta oportunidad para cambiar de rumbo hacia un modelo de derechos, sostenibilidad y equidad".

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