Las medidas adoptadas desde un principio por la policía para impedir que se captaran imágenes físicas del presunto violador, bien tapándole la cabeza con un casco de motorista o cubriéndole el cuerpo con un poncho, han permitido que los reconocimientos afirmativos que se han hecho tengan un gran valor jurídico, ya que las víctimas no habían visto anteriormente al supuesto agresor en los medios de comunicación.

Fuentes del caso aseguraron que el número de víctimas que reconozcan al agresor puede ir en aumento a medida que avance la investigación en la próximas semanas. También consideran crucial los resultados de las pruebas de ADN que se han tomado del agresor y que se comparan con los restos de cientos de violaciones acaecidos en Gran Canaria y otros puntos del archipiélago en los últimos quince años.

Rastreo de parajes

Para ello, los Institutos de Medicina Legal de Las Palmas y Tenerife cotejan ya las muestras que tienen de violaciones con el perfil genético del presunto violador detenido. De momento, y mientras, tanto Policía como Guardia Civil, analizan todas las denuncias por agresiones sexuales presentadas por si pudieran encajar en el perfil de Miguel Ángel M.R.

Se mantiene el rastreo de diversos parajes de la isla de Gran Canaria que eran empleados por el presunto violador para llevar a sus víctimas. Al margen de prendas y posibles restos encontrados que pudieran constituir pruebas contra el presunto violador, parece ser que en ninguno de ellos se ha producido el hallazgo de restos humanos.

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