Con la decisión adoptada, según el Gobierno asturiano se permite "una despedida más humanizada, al tiempo que se evitan duelos traumáticos y se disminuyen los posibles problemas emocionales".
El nuevo protocolo establece un horario diario de visitas y determina que será una única persona la que podrá acompañar al familiar ingresado, sin abandonar la habitación del enfermo.
Al acompañante, que no puede ser caso positivo ni posible de COVID-19, ni presentar fiebre o síntomas respiratorios, se le facilitará el material de protección adecuado para garantizar su seguridad y la del personal sanitario con el que pueda estar en contacto. Para su uso correcto, recibirá las instrucciones necesarias.
Durante la visita, se evaluará la posibilidad de proporcionar también al acompañante un dispositivo electrónico (tableta o móvil) con el fin de que pueda poner en contacto al resto de la familia con el paciente.
En el caso de las residencias de mayores, la Consejería de Derechos Sociales ha puesto en marcha este jueves un protocolo específico para el acompañamiento al final de la vida, tanto para personas afectadas por el COVID-19 como por otras dolencias.
El responsable médico de cada residencia será el encargado de informar a las familias, según la evolución clínica de los afectados, de que se encuentran en una fase terminal. Será entonces cuando se procederá al acompañamiento. El familiar o persona allegada deberá obligatoriamente confinarse en la habitación con el usuario de la residencia, sin abandonarla durante toda la visita, y tendrá que cumplir el protocolo de protección establecido en el centro sociosanitario.
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