En concreto, el Tribunal le considera responsable de un delito de coacciones por este incidente, pero le absuelve del delito de odio y del delito de daños. La Sala también le condena a abonar 233 euros a la Assemblea por los desperfectos causados.

Los magistrados señalan en la sentencia que entienden que los hechos no pueden considerarse como un delito de odio, una calificación que exige que la agresión se dirija "contra un determinado grupo o individuo, precisamente por formar parte del mismo".

No obstante, la Sala entiende que sí incurrió en un delito de coacciones, porque el exdiputado "no estaba legitimado para, utilizando la violencia, impedir que los miembros de la Assemblea ejercitaran el derecho fundamental de expresión".

La sentencia aprecia que "tuvo lugar un enfrentamiento entre dos grupos nacionalistas" de signo ideológico opuesto, "que coincidieron en lugares próximos, ejercitando ambos legítimos derechos fundamentales".

Durante dicho enfrentamiento "aparece el acusado quien, en ese marco, pero de forma individualizada, trata de que los soberanistas abandonen el ejercicio de su derecho de expresión en el lugar en el que lo desarrollaban legítimamente y con autorización administrativa".

De acuerdo con la sentencia, Font Rosselló "ejerció sobre las personas que allí se encontraban una progresiva presión que, a partir de una primera solicitud, pasa a ser una vehemente presión, hasta desembocar en el derribo de la mesa, la pancarta y la carpa del tenderete soberanista de forma violenta".

Los hechos tuvieron lugar el 7 de julio de 2017, durante la manifestación por la unidad de España y en apoyo de las fuerzas de seguridad, convocada al mediodía. Su itinerario comenzaba en la Plaza de España y debía discurrir por la calle Olmos. En una calle perpendicular, a unos metros del recorrido, se encontraba el tenderete informativo que la ASM montaba cada sábado desde hacía cerca de dos años para distribuir escritos, camisetas y otros productos.

La sentencia considera demostrado que el acusado, junto a un gran número de personas, se desvió del trazado de la manifestación y se dirigió a la mesa de la ASM en actitud hostil. El hombre se enfrentó verbalmente con los soberanistas, que fueron "acorralados e increpados por los manifestantes". La sentencia también recoge que el acusado, para forzarles a abandonar el lugar, zarandeó la carpa hasta derribarla, destrozó carteles publicitarios y volcó la mesa plegable haciendo que cayera todo el material que contenía.

El exdiputado reconoció que había atacado el 'stand' fruto de la "tensión" que escaló durante el altercado. "Perdí los nervios", indicó en el juicio.

La sentencia no es firme y contra ella cabe recurso de apelación ante la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Baleares.