Calefacción en el hogar: cuándo se enciende, cómo ahorrar y temperatura ideal

Técnico revisando un radiador en una vivienda.
Técnico revisando un radiador en una vivienda.
Técnico revisando un radiador en una vivienda.

Con la llegada del frío y las bajas temperaturas son muchas las dudas que surgen acerca de la calefacción: cómo ponerla, qué tipo usar y, sobre todo, qué hacer para ahorrar.

La primera pregunta surge a la hora de elegir la temperatura adecuada para la vivienda. "La temperatura óptima de confort está entre 21 y 23 grados", asegura a 20minutos el ingeniero industrial Antonio Ocaña, director comercial de Remica. Aunque esto es lo ideal, este experto del sector añade que "cada persona tiene su temperatura óptima y, mientras que para unos, 21 grados les puede parecer frío, para otros, les puede parecer suficiente".

Así, las recomendaciones para hacer un uso eficiente a la hora de regular la temperatura son, en primer lugar, "asegurarse que los cerramientos de la vivienda son adecuados" y, en segundo lugar, "usar la calefacción solo cuando es imprescindible y a una temperatura razonable, entre 21 y 23 grados".

Cuándo es mejor poner la calefacción

Esto depende, en primer lugar, de si tenemos una instalación de calefacción centralizada o individual. En el caso de la centralizada, donde una misma caldera aporta el servicio a todo el bloque, no podemos elegir los horarios ni los grados, por lo que el experto hace referencia al Proyecto de Real Decreto, presentado en 2018 por el Ministerio de Energía , por el que se regula el consumo individual en instalaciones centralizadas para permitir a los usuarios optimizar su consumo real de energía.

En el caso de las instalaciones individuales, el usuario puede decidir el horario y la temperatura a su parecer. Para los usuarios que utilicen calefacción por gas, el ingeniero especializado asegura que "no hay una diferenciación en cuanto a los horarios". En cambio, para los que usen calefacción eléctrica, "interesa encenderla por la noche, ya que la tarifa eléctrica es más barata". Incluso, recomienda "incorporar una válvula termostática para regular la temperatura de cada habitación".

En cuanto a la colocación de los radiadores, el experto dice que: "Normalmente, se colocan debajo de las ventanas, ya que es por donde entra el frío". De este modo, "los radiadores crean una película de aire caliente, evitando que haya una influencia en el hogar del frío exterior". Además, añade que "es aconsejable que no se tapen con cortinas u otros objetos que minimizan la eficacia del aparato".

Purgar radiadores

Cómo y cuándo purgar los radiadores, también pueden dar lugar a dudas. El purgador es "un elemento que se sitúa siempre en la parte superior del radiador, ya que es donde se acumula el aire", explica el experto. Al girarlo, se abre un orificio que deja salir dicha acumulación de aire y, cuando empieza a salir agua, hay que cerrarlo. Siempre hay que hacerlo con la calefacción apagada. Oír ruidos extraños en el sistema puede indicar que hay aire acumulado.

¿Gasóleo o gas?

Otra cuestión es la diferenciación que hace el experto entre el gasóleo y el gas a la hora de ahorrar. En términos generales, "el precio del gasóleo es de 0.060€/kWh, mientras que el del gas es de 0.045€/kWh". De este modo, el gas es más barato, lo que el ingeniero especializado añade que: "Entre una instalación de gasóleo y otra de gas, el ahorro económico es del 20%".

También pensando en ahorrar, los radiadores de aceite son una opción menos recomendable, ya que, "comparado con una calefacción a gas son bastante más caros, casi el doble del consumo". Lo mismo sucede con el calor azul, el sustituto de los antiguos radiadores de aceite. Estos dos tipos de radiador, solo serían rentables "en caso de que se utilicen para una segunda vivienda o en lugares con climas cálidos" y evitar con ellos instalaciones más caras que se van a usar poco, según el experto. 

Cuál es la más barata

Por último en cuanto al ahorro, la energía más barata es la biomasa, aunque no está recomendada para una vivienda en ciudad. Le sigue el gas, luego el gasóleo y el butano y, por último, la electricidad. Aunque siempre, asegura, "la energía más barata es la que no se consume".

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