Así es Mingorrubio, el barrio que Franco construyó para su séquito

Una pegatina de Franco en el parque infantil de Mingorrubio (El Pardo).
Una pegatina de Franco en el parque infantil de Mingorrubio (El Pardo).
Jorge París 
Una pegatina de Franco en el parque infantil de Mingorrubio (El Pardo).

Lo castrense inunda todo en Mingorrubio. Las pequeñas viviendas unifamiliares de la colonia, construidas en los años 60 para alojar a la escolta oficial de Francisco Franco, se alinean entre las calles Batallón, Fortaleza o Heroísmo.

Por la carretera que lo comunica con el cercano Palacio del Pardo, la que fuera residencia oficial del dictador, corre un grupo de miembros de la Guardia Real, procedentes del cuartel vecino. 

El silencio del pueblo, administrativamente parte del distrito de Fuencarral-El Pardo de Madrid, aunque ubicado en medio de un monte ajeno al ajetreo de la capital, solo se ve interrumpido por los ladridos de los perros de la Unidad Cinológica de la Guardia Civil.

La inmensa mayoría de los vecinos de la pequeña colonia son los hijos o nietos de los que hicieran parte del séquito personal de Franco.

En la sección censal de Mingorrubio votaron en las últimas elecciones general 702 personas y el Partido Popular y Vox -las dos fuerzas más votadas- sumaron el 57% de los votos.

Carteles de Franco

En estos días, la pequeña población ha visto alterada su rutina. Han aparecido carteles y pegatinas con la cara de Franco y con loas al dictador y sus calles se han convertido en un hervidero de periodistas.

Justo en frente de la pequeña colonia se sitúa su elemento más característico, el cementerio que acogerá los restos de Franco, que llegarán el jueves procedentes del Valle de los Caídos.

Caminando bajo la lluvia, pertrechado con un chubasquero y una boina, Julio Rubio, uno de los pocos locales que se asomaban este martes por la mañana a la calle, se mostraba claro sobre la inhumación de Franco en el cementerio local.

“No me preocupa lo más mínimo”, asegura Rubio, que lleva viviendo 60 años en Mingorrubio y que tiene a su propia madre enterrada en el cementerio, donde también hay un nicho reservado para él mismo.

“Si esto hace que venga gente, pues que vengan, tendrán vía libre”, asegura Rubio. “Pero con todo lo que está pasando, con gente que no tiene ni para comprar el pan, ahora esto, ¿para qué, para sacar unos cuantos votos?, no lo entiendo”.

Nombres ilustres en las lápidas

Los restos de Franco serán enterrados en el panteón donde ya descansan los de la que fue su esposa, Carmen Polo, y que es propiedad de Patrimonio del Estado.

Junto al panteón, el cementerio de Mingorrubio alberga tumbas de altos cargos de la dictadura como los presidentes Luis Carrero Blanco y Carlos Arias Navarro, destacados políticos de la transición y hasta la del dictador dominicano Rafael Trujillo, cuyo asesinato fue narrado por Mario Vargas Llosa en La fiesta del chivo.

Todos estos ilustres nombres en las lápidas del cementerio, además de su atractivo entorno natural, ya hacían de Mingorrubio y El Pardo una zona muy frecuentada, particularmente los fines de semana.

Policía en la entrada del cementerio

En la cafetería Flora Barragán, ubicada junto a la carretera principal, ayer había apenas media docena de personas, pero los fines de semana es raro ver una sola mesa vacía. 

“Algo se notará que esté aquí Franco, pero aquí estamos siempre hasta arriba”, declara el camarero del local. “El Pardo es un sitio muy dominguero, la gente viene a hacer deporte o a estar en el campo y unos tres de cada diez, a curiosear al cementerio”.

En la puerta del cementerio, dos furgonetas de la Policía Nacional custodian la entrada, impidiendo el acceso a todo el que no sea familiar de alguno de los que descansan en el campo santo.

Un grupo de periodistas hace guardia en la entrada, aunque hay poco que reportar. Todo se mantiene en calma, a la espera de que los restos de Franco regresen junto a sus acólitos, en la que fue su casa durante sus 36 años de dictadura.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento