"Los enfermos son un reclamo. Si hay gente enganchada, hay gente ofreciendo droga", explica un coordinador de Cruz Roja en un reportaje publicado por el diario El País. Los vendedores de estupefacientes han encontrado en los centros de desintoxicación y en las unidades móviles un terreno donde hacer un negocio fácil a costa del tratamiento de estos enganchados.
Alrededor de estos centros se da otra modalidad de trapicheo. Algunos de los enfermos utilizan las pastillas que les dan en su tratamiento para conseguir droga, intercambiándolas con los camellos. También hay quien saca estos medicamentos del centro y los pone a la venta en la misma puerta de las clínicas.
Antes del año 2000 estas personas podían ser expulsados de los centros de ayuda si se descubría que negociaban con sus tratamientos. Sin embargo, ahora sólo se les puede amonestar, ya que, legalmente, son enfermo y no se les puede negar la asistencia médica.
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