Guerras comerciales de ayer y de hoy: dos conflictos que cambiaron la historia

El presidente estadounidense Donald Trump, antes de partir a la cumbre del G-7 en Biarritz.
El presidente estadounidense Donald Trump, antes de partir a la cumbre del G-7 en Biarritz.
EFE
El presidente estadounidense Donald Trump, antes de partir a la cumbre del G-7 en Biarritz.

Cuando Donald Trump pronunció el discurso con el que asumía la presidencia de la nación más poderosa del planeta, allá por enero de 2017, condensó a la perfección su idea de cómo debían funcionar las relaciones de Estados Unidos con en el resto del mundo: "América primero".

A esta frase, que repitió paladeando cada sílaba, siguió una retahíla de todos los aspectos en los que colocaría a América por delante. El que primero mencionó, antes incluso de inmigración, relaciones internacionales o impuestos fue el comercio.

"La protección llevará a gran prosperidad y fortaleza", afirmó entonces, una frase que resume a la perfección la política comercial que ha llevado hasta el momento.

Desde que jurara el cargo, el presidente ha impuesto aranceles y otras barreras comerciales a diestro y siniestro, pero a ningún país con tanta fijación como a China donde la situación actual es de guerra comercial abierta.

Actualmente, el Gobierno estadounidense tiene en vigor aranceles que afectan a bienes chinos valorados en aproximadamente 250.000 millones de dólares a los que Pekín ha contraatacado con otros que afectan a 110.000 millones de dólares de mercancía americana.

El comercio internacional ha sido tradicionalmente un importante foco de conflictos a nivel mundial. Las dos potencias que ahora se enfrentan, tienen en su propio pasado batallas comerciales que modelaron su historia.

La guerra de aranceles de la Gran Depresión (1930-1934)

Apenas un año después de que en 1929 el mercado de valores estadounidense se hundiera arrastrando a medio mundo a la mayor crisis económica del siglo XX, el Gobierno de EEUU aprobó la Ley Smoot-Hawley, que imponía la mayor subida de aranceles en cien años.

Los impuestos a las importaciones se cuadriplicaron situándose en un 20% y varios países tomaron represalias. Poco después, en 1931, el colapso del mayor banco de Austria produjo una crisis financiera en Europa que desató una auténtica fiebre de restricciones comerciales entre países que llevó al colapso del comercio mundial.

En total, entre 1929 y 1934 (año en el que se eliminaron estos aranceles), el volumen de comercio mundial cayó un 66%. Pese a que el principal responsable del hundimiento del sistema fue la crisis económica, la oleada del proteccionismo agravó la situación.

Las Guerras del Opio (1839-1842 y 1856-1860)

Durante el segundo tercio del siglo XIX, el Imperio Británico y China libraron una guerra que supuso el principio del fin de más de 2.000 años de tradición imperial en el gigante asiático.

Entre los siglos XVII y XVIII, la balanza comercial entre los dos grandes imperios del momento se inclinaba claramente en favor de China, igual que ocurre ahora con Estados Unidos.

China vendía té, seda y porcelana a Europa en cantidades mucho mayores a las escasas compras de bienes manufacturados europeos que hacía. Para compensar este desequilibrio, la Compañía Británica de las Indias Orientales o comenzó a introducir opio de contrabando en el país, que producía en grandes cantidades en la India, hasta lograr inclinar el déficit comercial a su favor.

El consumo de opio fue creciendo exponencialmente hasta convertirse en un grave problema de salud pública. En 1839, ante esta situación, el emperador Daoguang mandó endurecer la lucha contra el narcotráfico, confiscar todo el opio y bloquear los barcos mercantes británicos.

Como respuesta, la monarquía europea, con un poderío militar superior, desplegó a la Marina Real y sometió a China, que se vio obligada a ceder Hong Kong y a abrir varios de sus puertos al comercio británico.

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