En tiempos de disputas históricas que inundan el panorama mediático y político, en un mundo plagado de fake news y bulos, parecen interesantes iniciativas como el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia que ha cumplido recientemente un año de actividad. Esta institución se muestra orgullosa de un recurso con el que, aseguran, España ha logrado "el liderazgo mundial en los diccionarios biográficos nacionales" por delante, por ejemplo, del Oxford Dictionary of National Biography.

La Real Academia abre las puertas de su sede, el Nuevo Rezado de Madrid -edificio ignífugo y antiguo depósito de libros de la comunidad jerónima de El Escorial desamortizado-, para permitir a 20minutos adentrarse en este primer año de vida de su obra estrella. Hablar de recursos digitales en este edificio del siglo XVIII donde parece que se respira la historia tiene un aire deliciosamente anacrónico.

Superado su convulso nacimiento analógico hace una década (con las polémicas biográficas de Franco y otros personajes de nuestra historia reciente, que ya fueron enmendadas), el Diccionario Biográfico vive un renacimiento digital con 45.000 entradas de personajes relevantes (siempre fallecidos, por ello hay biografías de Carme Chacón y no de Zapatero, por ejemplo) de la historia hispánica y con 20.000 personajes adicionales que se sumarán en los próximos meses.

Una especie de Wikipedia realizada por especialistas, en la que navegar por un océano de biografías que han tenido un peso determinado en la historia hispánica. Entre ellos, hay hombres y mujeres, grandes reyes, reinas y líderes, pero también artistas, payasos, arquitectos, científicas, sindicalistas y un sinfín de personas menos conocidas pero de importancia en la historia.

Cumple así la Academia con un proyecto fundacional, el del Diccionario Histórico Crítico (en el siglo XVIII se tildaba estas iniciativas de vidas de "varones ilustres") que ya aparece en el decreto constitutivo de Felipe V el 18 de abril de 1738 y que marcaba el objetivo final de la institución: el de  aclarar "la importante verdad de los sucesos, desterrando las fábulas introducidas por ignorancia o malicia".

De acceso público y gratuito, en la confección de este océano biográfico han participado más de 500 instituciones científicas nacionales e internacionales y más de 4.500 historiadores e investigadores de dentro y fuera de nuestro país. La Academia explica que ellos "no corrigen los textos", pero sí "enlazan y vinculan".

Una de las funcionalidades más interesantes de esta herramienta es el buscador avanzado (previa suscripción de 9,99 euros al mes o 99 euros al año) que, además de la biografía del personaje de marras, ofrece unas listas de enlaces que ilustran "el peso del personaje en la historia": en una columna se muestran los personajes citados en el texto; en otra, los personajes que citan en su entrada a esta; por último, se ofrecen conexiones por ámbito disciplinar, lugar de nacimiento o muerte, siempre de la misma época (en un rango de 50 años antes o después).

"Un ejemplo muy claro de las posiblidades de estos enlaces nos la da la biografía de Vicente Aleixandre", explica Jaime Olmedo, director técnico del diccionario. "Cuando es joven y solo tiene un par de libros publicados, Aleixandre es sometido a una importante operación, donde se le extirpa un riñón, realizada por un conocido urólogo del Madrid de la época, Pedro Cifuentes. Ese hecho, capital en su vida, no aparece reseñado en la biografía de Cifuentes, así con este sistema establecemos interesantes conexiones no explicitadas", asegura Olmedo.

En esa pléyade de vidas apasionantes, en el último año, han navegado más de un 1.200.000 usuarios desde 191 países diferentes (además de España, principalmente de México, Estados Unidos y Argentina) que han consultado casi  41.000 biografías diferentes. Entre las más visitadas hay algunas poco sorprendentes (las de Francisco Franco o Juan Sebastián Elcano, por ejemplo) y otras mucho más sorprendentes como la de Felipe Martínez, alcalde del crimen en México y Barcelona en el cambio de los siglos XVIII y XIX; la ilustrada mexicana y defensora de la monarquía Ana María de Iraeta Ganuza o el escultor de los Siglos de Oro Juan Martínez Motañéz González. Pero también hay biografías menos conocidas y tan apasionantes como la de Lady Smith, esposa del gobernador inglés de El Cabo (Sudáfrica) en el siglo XIX; el payaso y maestro de Chaplin, Marcelino Orbés; o del arquitecto Rafael Guastavino, que trabajó la Nueva York que hoy conocemos.

A pesar del impacto de la crisis, que les ha reducido a "un equipo muy pequeño, pero muy polivalente y comprometido", en palabras de su directora Carmen Iglesias, la Real Academia busca con esta herramienta seguir con la misión que lleva realizando desde su fundación en el siglo XVIII -es la segunda academia más antigua, solo superada por la de la Lengua- la de ofrecer una visión "lo más objetiva posible" de la historia. Pero no es la única acción que han realizado últimamente: emitieron un informe sobre la españolidad de la primera circunnavegación de la Tierra, en plena crisis con Portugal sobre este asunto, han realizado diversas acciones, han abierto sus puertas al público, etc.

"Queremos que la sociedad conozca lo que hacemos y entre en esta casa, pero vamos poco a poco. Esta casa nació de la sociedad civil y se debe a ella", asegura Iglesias.

La sala de Juntas

Es la estancia más importante y donde cada viernes, a las 18 horas, se reúnen los 36 académicos, cargados de libros y documentos a tratar. La sala de Juntas está adornada con cinco pinturas de Goya y algunas facturas del pintor aragonés: en una no se acordó el precio de las manos (la parte más cara de pintar) y le metió una en la casaca. En esta pequeña colección, se puede observar que Goya, por encargo, era un pintor carísimo; sin embargo, a sus amistades las pintaba gratis.