Carmen Iglesias: "La sociedad que no valora su historia va hacia el precipicio"

La presidenta de la Real Academia de la Historia, Carmen Iglesias.
La presidenta de la Real Academia de la Historia, Carmen Iglesias.
JORGE PARÍS
La presidenta de la Real Academia de la Historia, Carmen Iglesias.

Carmen Iglesias (Madrid, 1942), sillón E de la Real Academia Española e historiadora, es desde 2014 la primera directora de la Real Academia de la Historia. Iglesias, catedrática, experta en el siglo XVIII, condesa de Gisbert, tutora de la infanta Cristina y preceptora de Felipe VI, recibe a 20minutos  en su despacho del desamortizado edificio conocido como Nuevo Rezado, construido en el siglo XVIII y situado en pleno Barrio de las Letras de Madrid. Un despacho donde no hay ordenador, pero si pilas y pilas de legajos, documentos y libros.

La Academia celebra el éxito del primer año del Diccionario Biográfico online, en un año, marcado por muchas polémicas históricas, en algunas de las cuales, como con el dictamen sobre la españolidad de la primera circunnavegación del planeta, participó activamente esta institución.

A los lectores que no conozcan esta institución, ¿cómo se la presentaría?

La Real Academia de la Historia es la segunda más antigua, tras la de la Lengua. Fue una de las tres creadas en el siglo XVIII por Felipe V y, desde entonces, hemos trabajado para que la historia que contamos esté exenta de falsedades y sea lo más objetiva posible. Nacimos de la sociedad civil, somos dependientes de la Corona y tenemos una base democrática desde nuestros inicios hasta hoy, donde mi elección y la de cualquier académico es por voto secreto. Hemos mantenido durante casi tres siglos nuestra independencia y sólo los tiranos, como Fernando VII, o los dictadores se han atrevido a meterse con las academias. Y aquí seguimos cumpliendo una labor muy importante: como país debemos tener una imagen lo más objetiva posible de nuestro complejo pasado, así sabremos que a pesar de los conflictos, se puede seguir adelante. .

El Diccionario Biográfico en Internet, el informe sobre Magallanes y Elcano,... parece que la Academia quiere abrirse y estar más presente en la sociedad...

Por supuesto, esa es su función, estar abiertos a los ciudadanos. Con el Diccionario Biográfico electrónico hemos dado un paso más a la hora de abrirnos a la sociedad, un esfuerzo mayor para una sociedad del siglo XXI. Estamos preparando varios proyectos más, a pesar de que con las crisis hemos quedado reducido a un equipo muy pequeño, pero polivalente y comprometido: queremos hacer talleres, cursos con profesores de los distintos niveles de enseñanza y mostrar cómo el Diccionario Biográfico, que es una herramienta que está en el top mundial de su categoría, tiene importantes aplicaciones en el aula. Queremos que la sociedad conozca lo que hacemos y entre en esta casa, pero vamos poco a poco. Esta casa nació de la sociedad civil y se debe a ella.

¿Es difícil defender el papel de esta Academia hoy en día?

Siempre lo ha sido, porque la historia se presta a muchas tergiversaciones. La labor de los historiadores es muchas veces callada y a medio y largo plazo. Tratamos de hacer lo que nos piden y poder rescatar nuestro auténtico pasado, que no solo tiene sombras. Hay, por ejemplo, una ignorancia tremenda sobre la Monarquía Hispánica y sobre el Descubrimiento de América.

Quizá, hoy en día cuando políticos, periodistas y otros perfiles debaten y polemizan sobre la historia, voces autorizadas, como la de la Academia, se echen en falta en del debate público...

Procuramos, desde un punto de vista institucional, dar respuesta, sobre todo, a asuntos que afectan seriamente a la imagen de España. Y luego, particularmente, cada uno de los académicos concedemos entrevistas libremente y atendemos a los medios; es algo bueno. Yo misma siempre estoy disponible y respondo a casi todas las cartas que me llegan de particulares e instituciones. Pero las comunicaciones institucionales son más complicadas. Como institución no podemos estar constantemente rebatiendo las barbaridades que se dicen. En cualquier caso, nuestra web es un gran portal de historia, donde se pueden resolver dudas, ver las conferencias que colgamos, consultar el diccionario, etc.

Carmen Iglesias, en su despacho de la Real Academia de la Historia.
Carmen Iglesias, en su despacho de la Real Academia de la Historia.

Esa presencia online es de agradecer cuando en la red podemos encontrar muchos bulos históricos, fake news, etc.

Estamos en una época compleja, ya que no sólo se niega la historia, sino que se niega y falsea la verdad de los hechos, los acontecimientos. A partir de esos hechos, el ser humano necesita darles significado. Hannah Arendt decía que cuando la verdad de los hechos es sustituida por las opiniones, hay que echar a correr. Eso es lo que ocurrió en los sistemas totalitarios del siglo XX, en la Alemania nazi y la URSS. Y ocurre aquí y ahora. Piense en Cataluña, donde nunca existió un reino catalano-aragonés, sino un reino de Aragón, del que el condado de Barcelona y la actual Cataluña formaron parte.

Como directora de la Academia, ¿cuál de las actuales polémicas relacionadas con la historia le duele más?

Lo de Cataluña es el asunto más serio. No pueden convertir en el eje de la reclamación independentista actual la Guerra de Sucesión, que empezó en 1703, cuando fue un conflicto dinástico europeo y una guerra comercial, donde, por ejemplo, se ventilaba el llamado "asiento de los negros con las Américas". Me duele ver la ignorancia de lo que ha costado llegar hasta aquí, hasta nuestros avances tecnológicos y morales, con nuestras libertades y nuestro rechazo a la esclavitud y las guerras. La democracia hay que cuidarla, no porque sea un fin en sí misma, sino porque es un medio para que sigamos progresando.

La sociedad que no valora su historia...

Va hacia el precipicio. Hace unos días, un sabio del cambio climático, premiado con el premio Fronteras del Conocimiento, decía que los seres humanos necesitamos una cierta autoestima para funcionar. Eso también ocurre con los países: quienes tienen una imagen de que todo lo hecho en el pasado, como ciudadano y como sociedad, ha sido catastrófico, sólo pueden esperar que el futuro también lo sea. Será como una profecía autocumplida.

Es usted la primera mujer que preside esta institución, ¿el mundo de la historia es machista?

No hay más machismo que el propio de la sociedad. El proceso de incorporación de la mujer en el que yo he estado desde que nací, necesita cubrir etapas y no puede retroceder al pasado. Ese es el gran avance. Dentro de veinte años, las presidentas y directoras serán mayoría, seguro. Las mujeres hemos dado un paso de gigante desde mi época de estudiante. Pero es general, no en historia, en todos los campos.

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