'La vida moderna' llena el Wizink Center de locos del humor más negro y bestial

  • David Broncano, Ignatius Farray y Quequé cerraron su gira irreverente en Madrid.
Quequé (dcha), Broncano (centro) e Ignatius Farray despiden el show de 'La vida moderna Live Show' en el Wizink Center de Madrid.
Quequé (dcha), Broncano (centro) e Ignatius Farray despiden el show de 'La vida moderna Live Show' en el Wizink Center de Madrid.
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Quequé (dcha), Broncano (centro) e Ignatius Farray despiden el show de 'La vida moderna Live Show' en el Wizink Center de Madrid.

La vida moderna es un programa de radio que podría matar de un disgusto a cualquier activista, político, miembro de una minoría social o en general, a cualquiera con tendencia a ofenderse con el humor negro.

Se emite en la Cadena Ser, con David Broncano (también perpetrador de La Resistencia en Movistar), Ignatius Farray y Quequé como equipo titular. Estas tres personas, carentes de prudencia o sentido de lo políticamente correcto sacaron su programa de la radio para convertirlo en una gira llamada La Vida Moderna Live Show, que terminó este viernes su gira en Madrid, en el Wizink Center, ante 7.500 almas deseosas de comedia bestial.

Y así fue. El espectáculo, de cerca de dos horas y media, incluyó monólogos en solitario de Broncano, Ignatius y Quequé, además de muchas parrafadas con los tres interactuando y comentando noticias, fotos, sucesos... ahí es donde nadie escapa a su humor mordiente y mordaz, desde la ultraderecha más a la derecha, donde la derecha se acaba, a la izquierda de Podemos o incluso a los nacionalistas catalanes, a los que se les dedicó un buen número de lindezas humorísticas, que, por ser así precisamente, no fueron precisamente lindas.

Ignatius enseñó el pene, colocándose probablemente de golpe sólo por detrás de Nacho Vidal en el hombre al que más gente ha visto el miembro viril. Ignatius, o mejor dicho, su personaje Pollito de Troya, se enfrentó a un espectador en una pelea, que acabó por vencer gracias a la intervención de José Mota, cómico invitado, que también intervino en la pelea, al más puro estilo de la lucha canaria. Mota se fue con el preceptivo pezón chupado.

La Vida Moderna es sin duda el último baluarte, la aldea que resiste en la Galia a la invasión de los ofendidos. El humor que se dijo en el Wizink Center habría valido para varias demandas y valió para muchas risas carentes de prejuicios y filiaciones.

La del viernes fue "la mayor actuación en vivo de la comedia en España", como la definió Quequé. Ni que decir tiene que se coreó a Manuela Carmena, heroína de los protagonistas y que se hicieron múltiples homenajes al inicio de las fiestas del Orgullo.

Los "ofendiditos", como se ha dado en llamar a quienes los chistes, bromas y la comedia ofenden a la mínima, hacen mucho ruido. Sobre todo en Twitter. Pero en la vida real, las risas, los coros, los pitos y las ganas de rebeldía hacen mucho más ruido. Casi tanto como Ignatius mugiendo con el micrófono metido en la boca.

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