Bush se reunió con su colega ucraniano, Víctor Yuschenko, en el Secretariado Presidencial de Kiev, tras lo cual aseguró que "EEUU apoya firmemente" la petición de ambos países de recibir un plan de acción que les abra el camino para una futura integración en la Alianza Atlántica.
"Hemos recibido el pleno apoyo de EEUU para la adhesión al 'Plan de Acción' en Bucarest. Estoy seguro de que recibiremos una señal positiva en la cumbre", dijo por su parte Yúschenko.
Faltan apoyos
Pero que los 26 aliados vayan a aprobar la apertura hacia las dos repúblicas ex soviéticas, pese al apoyo estadounidense, no está ni mucho menos claro.
Rusia se opone a cualquier señal hacia Kiev o Tiflis con la misma fiereza con la que Bush defiende la iniciativa. A la luz del rechazo ruso, países miembros de la Alianza, como Alemania, han hablado contra el plan de acción, alegando las fuertes divisiones internas y, en el caso de Georgia, la existencia de conflictos secesionistas.
Contra el veto ruso
Yúschenko afirmó que escuchar a Rusia en este caso equivaldría a permitir un "veto" por parte de un país que "ni siquiera es miembro de la Alianza" y aseguró que la solicitud "no es una política contra ningún país".
Según Bush, "a la OTAN le conviene, y a Ucrania le conviene, que Kiev reciba el plan de acción".
En este sentido, recordó que Ucrania es el único país no miembro de la organización atlántica que contribuye en cada misión de la Alianza, en Kosovo y en Afganistán.
Estados Unidos es de la opinión que el "sí" de la Alianza serviría para dar un firme espaldarazo a las reformas democráticas acometidas en Ucrania desde la llamada "revolución naranja" que dio el triunfo electoral a Yúschenko en 2004 y le ayudaría a combatir problemas como la corrupción.
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