Los vecinos de Vallecas reclaman justicia: "Esta familia molesta y te tienes que callar para vivir tranquilo"

Decenas de velas en recuerdo del hombre asesinado en el Pozo del Tío Raimundo (Vallecas).
Decenas de velas en recuerdo del hombre asesinado en el Pozo del Tío Raimundo (Vallecas).
L. B.
Decenas de velas en recuerdo del hombre asesinado en el Pozo del Tío Raimundo (Vallecas).

Los vecinos del Pozo del Tío Raimundo, una de las zonas más humildes de Vallecas, coinciden al destacar que su barrio era "tranquilo" hasta el pasado domingo, cuando un hombre de 64 años murió apuñalado tras una discusión "por un perro" el pasado domingo. "Aquí me he críado, he visto tiroteos debajo de mi casa, no tengo miedo pero queremos que se vayan", dice Álex, de 23 años, muy cerca de la casa del supuesto asesino, en la calle Esteban Carros.

"Nunca he tenido miedo cuando volvía a casa sola por la noche pero ahora tengo terror. Vi en el suelo a Paco, que era amigo de mi padre, mientras intentaban reanimarlo. Esto es una pesadilla", relata otra vecina de 38 años que prefiere guardar el anonimato. Mientras pasea a su perro a escasos metros de la vivienda del presunto asesino, cuenta que a 20minutos que se trata de una familia "en concreto" que todas las tardes realizaba fiestas, hacía barbacoas y ponía altavoces ocupando toda la calle. Dice que no tenía miedo, pero "evitaba pasar por ahí para vivir tranquila".

"Molestan pero te callas para evitar problemas", añade otro vecino que dice estar "alucinado" por lo sucedido, que califica de caso "aislado". "Se han tomado la justicia por su mano y mientras, los payos tenemos que callarnos", reprocha Luis Fernández, de 63 años, que describe la zona como un barrio "tranquilo, obrero".

Una señora de 87 años que ha vivido los últimos 60 en el Pozo del Tío Raimundo asegura que la convivencia con los vecinos de etnia gitana es buena en general —"yo misma tengo una familia en mi edificio y no he tenido nunca ningún problema"—, pero ahora confiesa que está "asustada" por el "ambiente tenso" que se respira: "Por una discusión no se puede matar a alguien. Estamos muy envenenados".

En la casa del presunto asesino, que está en busca y captura y la Policía Nacional no se descarta su inminente detención, se leen este jueves pintadas como "asesinos", "perras" y "fuera del barrio". Las ventanas están rotas y la entrada, llena de excrementos y basura. Frente a este lugar se han concentrado los vecinos las últimas tres tardes —protagonizando graves disturbios— y este jueves se espera continuar con las protestas para pedir a estos vecinos que se marchen del barrio. Para este domingo se está organizando otra acción de repulsa en el rastro de la Ronda del Sur, donde el presunto asesino suele montar un puesto de venta ambulante.

"Se han escondido"

Dentro de la casa no se aprecia ningún movimiento. Los vecinos cuentan que "se han escondido" y apuntan que esta familia tiene "más pisos en el barrio". Justo enfrente de donde este miércoles los antidisturbios tuvieron que apagar el fuego de ropa que los vecinos habían prendido en la parte trasera de la vivienda del presunto agresor, decenas de velas permanecen encendidas en recuerdo de Paco, una persona "muy querida en el barrio que nunca se metía en problemas", aseguran los dos vecinos preguntados que le conocían.

Manuela tiene 52 años y cuida de su nieto en un parque de la zona. "Tenemos una vida normal. Queremos que se vayan porque no se puede convivir con esta familia, van a las tiendas y tienen que ser los primeros en ser atendidos. Te pinchan la rueda del coche si aparcas donde ellos suelen dejar sus camiones. Llegaron de otro barrio, de donde les echaron... no les quieren en ningún lado, por algo será", narra. Preguntada por si se mudaría a otro barrio, responde que no porque "aquí tengo un piso grande que en otra zona no puedo permitirme".

Los vecinos rehúsan salir ante las cámaras por "miedo a represalias". Una de las vecinas del presunto asesino limpia la entrada de su vivienda mientras critica la excesiva presencia de los medios. "Tengo un hijo de seis años y desde el lunes no se quiere despegar de mí del miedo que tiene", refiere otra joven, que insta a las autoridades a "poner fin" de alguna forma y a expulsar del barrio a la familia del asesino, vinculada al clan de 'Los Visita'. "No somos racistas. Este barrio es multicultural y convivimos con todos desde siempre, pero a este punto no se debería haber llegado nunca. Se les ha ido de las manos", explica esta joven.

Mientras tanto, dos empleados de una empresa de seguridad pasan por la calle Esteban Carros. Uno de ellos, tras salir de un de un portal lleno de globos blancos y carteles de repulsa, cuenta que han registrado "un repunte de llamadas de esta zona para pedir información".

Más policías en la zona

La tarde de ayer siguió los mismos derroteros. La Policía Nacional se vio obligada a desplegar un fuerte operativo para evitar la secuencia de protestas de otras tardes ante la concentración de otras 300 personas que en esta ocasión no se saltaron el control policial.

El Ayuntamiento de Madrid anunció que reforzará la presencia policial a su mando en el distrito. Tras la Junta de Gobierno celebrada en Cibeles, la portavoz Rita Maestre reclamó no caer en discursos "racistas, cuando no abiertamente xenófobos". "Es importante escuchar la voz de las asociaciones vecinales, que nos piden que no se traslade una imagen criminalizadora y estigmatizadora del barrio y que se trate con cuidado, cariño y respeto la vida en Vallecas", abundó Maestre.

La Asociación Vecinal de El Pozo llamó a la "unidad" del barrio y ha convocado una rueda de prensa para este viernes. Por su parte, el presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, condenó los altercados. "Intentar tomarnos la Justicia por nuestra mano es un gravísimo error que no conduce a absolutamente nada salvo al caos", zanjó en la Asamblea.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento