Casado trata de enarbolar la bandera feminista antes del 8-M: "¿Qué lecciones nos van a dar a nosotros?"

  • El presidente del PP reivindica los logros de los gobiernos de Rajoy y Aznar en materia de igualdad
  • "Es muy peligroso buscar el enfrentamiento entre hombres y mujeres", sostuvo.
  • Los datos del paro de febrero, dice, muestran que la deriva es "catastrófica".
El presidente del PP, Pablo Casado, en un acto de precampaña.
El presidente del PP, Pablo Casado, en un acto de precampaña.
EFE
El presidente del PP, Pablo Casado, en un acto de precampaña.

Pablo Casado avisa de que el resto de partidos políticos se han empeñado en intentar desgastar el proyecto del PP. Este domingo habló de "guerra sucia" contra los suyos, pero insiste en sus pilares fundamentales de cara al 28 de abril: la unidad de España, una revolución fiscal y nuevas medidas económicas. Así, los populares avanzan en una precampaña plagada de actos e intervenciones. Tuvo tiempo para valorar los nuevos datos del paro y calificó la deriva de "catastrófica".

En un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum, el presidente del PP aseguró que quiere presentar un "proyecto de futuro". Para el líder conservador la actual realidad de España no es buena para los españoles, e insistió en que su formación mantuvo la mano tendida al Gobierno de Pedro Sánchez. Casado quiere recuperar el "decálogo" con el que ganó las primarias, e ironizó con ese mismo concepto aplicado con Ciudadanos.

En una semana centrada en el 8-M, afeó a la izquierda la idea de "colectivizar a las mujeres", porque "cada mujer es única" y apuntó que su proyecto es "liberal" en este sentido. "Nosotros no nos escondemos, nunca hemos jugado a las cuotas", continuó, e hizo hincapié en las mujeres de su partido que han ocupado alcaldías y presidencias. Según él, el papel de su formación en igualdad ha sido "decisivo". Lo tiene claro: "Queremos un pacto de Estado para acabar con la brecha salarial". El líder popular no acepta "lecciones de la izquierda", porque "es muy peligroso tratar de enfrentar a hombres y mujeres".

"Quiero reformar España aunque eso tenga un coste electoral", apuntó el popular, que reconoce la dificultad del reto que tiene por delante. Elevó de nuevo sus diez puntos clave de cara a la campaña electoral, arrancando precisamente por la ya avisada aplicación del 155 en Cataluña. Se trata de "recuperar la legalidad" a través de los cambios en la financiación de partidos que "inciten a la violencia" o la ilegalización de la convocatoria de referéndum.

En este punto, Génova resalta el estado de las autonomías "que algunos quieren cargarse", comentó en una clara referencia a Vox. "Es un éxito", sostuvo, pero advirtió de que no puede haber autonomías cuyo funcionamiento dependa del color político. "El Estado tiene que velar porque las transferencias se apliquen de materia leal", continuó. Aquí tuvo una advertencia: aplicará una moratoria si en esa aplicación no se realiza acorde al Estado central.

Otro de los elementos más importantes, según él, es una "revolución fiscal" que busca "apoyar a las clases medias y atraer talento". Según el PP, se trata de poner la sociedad al servicio de los ciudadanos. De nuevo, en este sentido puso en valor el trabajo económico de su partido en el pasado. "La izquierda propone una subida descontrolada de los gastos", mientras que el PP pone el foco en el "ahorro privado"; se trata, en sus palabras, de una medida "audaz y necesaria".

Reconocer a los funcionarios según el rendimiento

Casado buscará también implantar la "libertad" en términos de educación, y habla de "erradicar el adoctrinamiento" y reforzar el "bilingüismo" para competir con otros países de Europa. "Necesitamos un modelo alternativo al propuesto por los socialistas", recalcó el presidente del Partido Popular.

El programa del PP recoge también una reforma de la administración que pasa, para Casado, por la función pública. "Lo que proponemos es que las futuras oposiciones puedan estar abiertas a criterios que recojan pluses por las funciones", dijo. Esto recoge tanto el rendimiento como las horas trabajadas. Así, la idea popular es "incrementar la movilidad", por lo que las lenguas cooficiales "no pueden ser un requisito excluyente".

Por otro lado, el PP quiere una nueva ley para la Justicia, volviendo al antiguo sistema de vocales, después de la polémica con el PSOE para reformar el CJPG. De nuevo, en términos de penas, Casado volvió a enarbolar la defensa de la prisión permanente revisable. "Queremos ampliar los supuestos, como ya hemos dicho todos estos meses", sentenció.

A lo largo de las últimas semanas, los conservadores han ido desgranando algunas medidas concretas que pueden representar el alma de su programa electoral. Hay argumentos, eso sí, que no cambian: Casado quiere una inmigración "legal y ordenada", además de "vinculada al mercado de trabajo". Esa medalla se la colgó el presidente del PP, volviendo a hablar de "efecto llamada". Asegura que ahora es el PSOE (y el Gobierno) quien aplica las teorías planteadas por su partido. "Quiero ser el presidente para todos los españoles", concluyó.

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