El domingo, un incendio cuya causa se está investigando quemó cerca de 50 hectáreas de matorral y árboles en el monte Igueldo. Las llamas, avivadas por el fuerte viento, traspasaron incluso la carretera que une San Sebastián y Orio llegando a pocos metros de algunas viviendas que tuvieron que ser desalojadas.

Cinco días después, con el susto aún en el cuerpo, los vecinos exigen al Ayuntamiento de San Sebastián y a la Diputación de Guipúzcoa que tomen medidas para que no se vuelva a repetir una situación que los mantiene en vilo cada pocos años.

"Ya se quemó hace cinco años, hace nueve y hace 13, y seguirá pasando", lamenta José Murgiondo. La superficie carbonizada llega desde el mar a pocos metros de su casa. Todavía huele a quemado.

Asegura que han advertido a las autoridades "muchas veces" del peligro que corren estos terrenos comunales propiedad del Ayuntamiento y la Diputación, pero no han mostrado "ningún interés" por este entorno natural del que disfruta mucha gente.

"La culpa es del loco de turno que ha dado fuego al monte, pero también del Ayuntamiento y la Diputación. Mantienen el monte lleno de maleza y tal y como está el tiempo es inevitable que se acabe quemando. Ya es hora de tomárselo en serio. El remedio no es difícil, pero hay que tener ganas".

José considera "fundamental" limpiar los montes ya sea "dejando que el ganado entre en esos terrenos a pastar" u organizando brigadas. "No sólo importan los jardines de San Sebastián ya podían echar aquí algún euro o por lo menos mostrar interés por cuidar el entorno", afirma.

"Hace falta un hidroavión"

Este vecino también se mostró crítico con los servicios de extinción. "Con el fuerte viento del domingo y la tierra seca y llena de maleza es imposible apagar el fuego desde el suelo. Afortunadamente el viento cambió y empezó a llover. Lo que hace falta es un hidroavión que pueda actuar en cuanto haya un aviso, antes de que el fuego se extienda".

Joxe Murgiondo no puede ocultar su frustración y su rabia por lo que ha sucedido. "Son terrenos comunales que van a quedar para generaciones venideras. Hay que hacer una gestión de futuro. Mañana voy a ir con mis hijos a plantar unos árboles y no lo podemos hacer pensando que se quemarán dentro de seis años".

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