Así suena La Voz del Desierto, el grupo de rock de curas españoles que venera a Metallica y Guns N'Roses

  • La banda la forman tres sacerdotes y cuatro laicos.

A priori, parecen un grupo de rock al uso: visten ropa negra y ajustada, se desgañitan en el escenario y veneran a Metallica y Guns N'Roses. Solo hay un pequeño detalle que diferencia a La Voz del Desierto del resto de bandas rockeras: tres de sus integrantes son sacerdotes y llevan alzacuellos.

"La gente alucina un poco cuando nos conoce, pero nadie dice que el rock duro y la palabra de Dios sean incompatibles", asegura el padre Julio Alejandre mientras supervisa el escenario donde horas después ofreció un pequeño concierto.

Su compañero, el padre Alberto Raposo, se acerca corriendo para avisarle de que va a comenzar la misa en la parroquia contigua y de que se tiene que poner el alba sacerdotal.

"Nos esperan", le dice refiriéndose a las decenas de feligreses que se han reunido en la Iglesia de San Francisco de la Caleta, en un barrio residencial de la capital panameña, para asistir a una ceremonia especial donde los sacerdotes rockeros son los invitados de honor.

La Voz del Desierto es uno de los grupos de música católica que ha viajado a Panamá para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), uno de los eventos más importantes de la Iglesia Católica, que se celebra hasta este 27 de enero en el país centroamericano y que cuenta con la asistencia del papa Francisco.

Una banda nacida en 2003

La agenda de la banda, nacida en 2003 en la Diócesis de Alcalá de Henares, una localidad al norte de Madrid, incluía varias actuaciones, pero su gran concierto lo dieron el jueves en el mismo escenario donde el pontífice se dirigió una hora después a los miles de jóvenes de todo el mundo congregados en Panamá.

"Para nosotros cantar es una bendición. La música nos ayuda a transmitir el mensaje de Dios, que es nuestra principal misión", asegura el padre Jesús Javier Mora, el vocalista y líder de este grupo del que también forman parte cuatro laicos.

"A veces parece que la religión católica es la más oscura y que el canto y la alegría se asocian a otras religiones, pero eso no es verdad", añade el religioso, a quien todos llaman 'Curry' y que destaca especialmente por su look rockero: pantalones pitillo, camisa negra entallada y cinturón de hebilla grande.

El grupo nació cuando los tres sacerdotes, que tenían nociones musicales previas, estudiaban en el seminario de Alcalá de Henares. Desde entonces, han llovido seis discos, un contrato de distribución con Universal Music, decenas de conciertos por todo el mundo e incluso una gira por Estados Unidos.

Sus canciones hablan de episodios de la Biblia y de sus "experiencias personales con Dios", y sus ritmos coquetean con el pop, el rock e incluso el heavy metal.

"Las canciones son más o menos cañeras en función de quien las componga. Hay algunos más poperos como Rapo (apodo del padre Raposo) y otros a los que nos gusta más el rock duro", explica entre risas Alejandre, quien reconoce seguir disfrutando con Metallica y Guns N'Roses.

Su música, sin embargo, no gusta a todo el mundo y desde algunos sectores más tradicionales la tachan de sacrilegio. Ellos se defienden diciendo que solo tocan en encuentros religiosos y que en misa se limitan a la "música litúrgica".

"Nuestra relación con Dios está en la Iglesia, donde uno tiene un encuentro muy pleno a través de los sacramentos, pero luego también en la vida diaria. Somos sacerdotes las 24 horas del día", afirma Raposo, uno de los guitarristas.

Los más conservadores tampoco entienden el uso que hacen de las redes sociales: tienen página web y perfiles en Twitter e Instagram pero ellos están convencidos de que "es la única forma de entrar en el corazón de los jóvenes".

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