Sandra Barneda: "De la soledad se habla poco, pero es la gran enfermedad del siglo XXI"

  • La periodista y presentadora ha publicado la obra solidaria 'No todo es un cuento'.
  • Los beneficios de este libro de cuentos irán a Mensajeros de la Paz y a los proyectos del padre Ángel.
La escritora y presentadora Sandra Barneda, con 'No todo es un cuento' en sus manos.
La escritora y presentadora Sandra Barneda, con 'No todo es un cuento' en sus manos.
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La escritora y presentadora Sandra Barneda, con 'No todo es un cuento' en sus manos.

Las presentaciones o firmas de libros suelen transcurrir en lugares asépticos, modernos, funcionales. A ellas suelen acudir personalidades, amigos del autor, intelectuales, fans… el libro de relatos No todo es un cuento se presentó en la cruda realidad y a la vez, en la mística de la creencia, en la Iglesia de San Antón (Madrid).

Éste es el hogar de los milagros mundanos, capitaneados por el padre Ángel, patrón de los imposibles que sí pudieron ser. A la empresa de ayudar a los invisibles, a los necesitados, se han unido la presentadora y periodista Sandra Barneda y el ilustrador y fotógrafo Andrés Rudiez, que han creado esta obra deliciosa y ácida a la vez.

No todo es un cuento "es un proyecto de denuncia social, cien por cien solidario, en el que mezclamos los pecados capitales con cuentos populares y la denuncia social. Son siete cuentos populares, siete pecados capitales y siete denuncias", explica Barneda, autora de los textos.

Tos, dos personas que duermen tapados por completo por mantas en un banco, otro derrumbado sobre un oratorio, unos cuantos y cuantas más sencillamente sentados en la iglesia, burlándose por un rato del frío madrileño que espera fuera. Junto a ellos componen el público de esta primera firma de libros de No todo es un cuento personas que han venido exprofeso. Gente con ropa a la usanza de la moda, fans, amigos, interesados en la obra… que por una vez son los deshubicados, los perdidos en medio del olor a incienso que es el hogar habitual de los desheredados.

En esta iglesia, en los muchos proyectos del padre Ángel a los que ayudará la venta de este libro, tienen su casa los negros, las morenas de piel, los desdentados, los rostros cadavéricos… seres humanos invisibles y solos. "De la soledad se habla poco, pero es la gran enfermedad del siglo XXI", hace ver Barneda.

No todo es un cuento destinará todo lo que recaude con su venta (disponible en su web a un precio de 25 euros) a los proyectos del padre Ángel. Está en camino su segunda edición. "El dinero se empleará íntegro en toda esta gente para la que la iglesia de San Antón es 24 horas al día un lugar donde tienen comida y cobijo. También para el Teléfono Dorado (900 22 22 23), que es muy importante para la reinserción de inmigrantes y de personas que se sienten súper solas. También para familias que apenas tienen para vivir y recurren al banco de alimentos del Padre Ángel, para las ayudas a las escuelas, los comedores escolares… es algo global, porque ayuda a gente mayor, a niños, a gente sin hogar, a gente que está sola…", expone la autora.

¿Cómo han relacionado pecados, cuentos y denuncia?

Por ejemplo, a la Bella durmiente la hemos llamado La Bella pereza y se enmarca en la Pereza y en el abuso de ansiolíticos que utilizamos hoy en día. En España lideramos el consumo de ansiolíticos a nivel europeo, adormilando nuestros sentimientos. Por no sufrir dejamos de sentir. El Flautista de Hamelin es la ira y los totalitarismos y los mensajes radicales. Es un libro ilustrado para adultos que pretende agitar conciencias, mostrar que el final puede ser otro y que depende de ti y de mi.

¿Ha escrito todos los cuentos exprofeso?

Sí. Primero hicimos las fotografías y de las fotografías nacieron los cuentos. Porque los cuentos populares los suavizó Walt Disney, pero los originales son muy crueles. Así que hicimos en paralelo los cuentos y las ilustraciones. El juego fue convertirlos en fábulas, en seres de cuento, pero cuando llegas al final se convierten en realidad, en la fotografía y tomas consciencia de que el final puede ser otro.

¿Cómo surgió el proyecto?

Surgió porque me apetecía hacer algo solidario, con carácter de ayudar a los demás puro, cien por cien y hablándolo con mi amigo Andrés Rudiez, que es el que ha hecho las fotografías y las ilustraciones, empezamos a darle vueltas y nació esta idea, que después hablamos con el Padre Ángel.

¿Ya se conocían el Padre Ángel y usted?

Sí, hacía tiempo que nos conocíamos y le llamé, estuvimos aquí en la iglesia y estuvo encantado. Para muchos sería un pecador dentro de la iglesia y eso me hacía mucha gracia. El padre Ángel sigue pensando como un niño, creyendo que no existen los límites ni los imposibles. Él ha conseguido cosas que resultaban imposibles y eso me gusta. Y la labor que hace y más en esta época del año.

¿Qué le hace sentir un proyecto como éste?

Me hace sentir que tendríamos que hacer más estas cosas. Me hace sentir muy viva. Ha sido mucho esfuerzo, porque lo hemos hecho de la nada, sin ninguna empresa que nos ayudara. Lo hemos hecho todo nosotros, desde la edición, la maquetación, las ilustraciones, la impresión… cuando lo ves y la gente se moviliza y lo apoya… te hace recobrar la esperanza y la fe.

Cuando se tiene capital mediático, ¿debería ser obligatorio revertir parte en acciones como ésta?

Obligatorio… no. No me gusta prohibir y no me gusta obligar, pero sí que está muy bien hacerlo. Yo hablaría de responsabilidad, de utilizar tu altavoz para ayudar. El in y el out [lo que entra y lo que sale] tienen que estar compensados.

¿Hace falta creer para ayudar?

Hace falta tener ganas. No hace falta creer en Dios, sólo querer ayudar, mirar al otro, tener conciencia de entrega a los demás, no sólo hacia ti.

Y no hace falta ser famoso para ayudar, ¿verdad?

No. Hay muchísima gente que ayuda y que lo hace sin decirlo. Hay muchas formas de hacerlo, desde llevar la ropa que no te sirve a un sitio donde la aprovechen en lugar de tirarla a llevar productos a un banco de alimentos, o echarle una mano a un vecino al que sabes que le falta algo porque se ha quedado sin trabajo. A veces es ayudar al que tienes al lado, no hace falta irse lejos.

¿Hay algún cuento con el que empatice especialmente?

Me encanta la Bella Pereza, fue el primero que nos salió y le tengo mucho cariño. Creo que adormilar nuestros sentimientos es morir en vida.

En el umbral de la puerta de San Antón hay una gran palabra que preside la entrada: Aporofobia, fobia a las personas pobres...

Cuando yo vivía en la La Latina, hace como quince años, paseaba el perro por una plaza en la que había mucha gente que dormía en la calle. A raíz de aquello empecé a hablar con ellos y me di cuenta de las historias que había detrás y comencé a quitarme los prejuicios que tenía. Son historias como pueden ser la tuya y la mía, que en un momento determinado caen y no se levantan. Hay historias muy duras, no es aquel que está porque quiere estar allí. Un proyecto como éste te hace tomar conciencia de la de gente que necesita ayuda.

¿La invisibilidad de los pobres es un problema? ¿Dejamos de verles para no tener que implicarnos?

Nos ponemos esa venda porque creemos que no es nuestra responsabilidad. Pero todo lo que sucede alrededor nuestro es nuestra responsabilidad. Si no, dejamos que otros tejan nuestra sociedad tal y como es y si hacemos eso no podremos quejarnos.

¿Hay esperanza?

Me ha sorprendido mucha gente para bien, gente que se ha volcado, que nos ha ayudado a difundir, que han comprado el libro enseguida…

He oído, mientras esperaba, a una señora que le conoció a usted antes de la firma de libros. Ha dicho "es un encanto y da una paz que no veas".

¿Que aporto paz? Jo, qué fuerte. No me lo habían dicho nunca. Qué bien. Una persona a la que admiro mucho me dijo que tenía que encontrar mi paz, así que si ahora una persona dice que doy paz habré hecho bien ese trabajo. Todos debemos encontrar esa paz, esa tranquilidad.

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