¿Deben ser evaluados los profesores? ¿De qué manera?

Una maestra en clase junto a sus alumnos.
Una maestra en clase junto a sus alumnos.
GTRES
Una maestra en clase junto a sus alumnos.

Este martes la ministra de Educación y Formación Profesional y portavoz del Gobierno Isabel Celaá ha inaugurado el foro Educar para el Siglo XXI, que ha descrito como el punto de partida para una reforma "integral" de la profesión docente, concebido como el pistoletazo de salida con el que "iniciar una reflexión profunda y necesaria".

Celaá pretende que el proceso iniciado con este foro, al que acompaña el hashtag #Yosoyprofe y una encuesta online en el que recoger la opinión de todos los profesores que deseen participar, se traduzca en una propuesta que alcance "un acuerdo esta legislatura para ponerla en marcha durante la siguiente".  Una tarea que la titular de Educación sabe que no es fácil, y en la que "hay muchos agentes implicados que tienen que opinar".

En el foro han participado expertos como el director de la División de Asesoramiento e Implementación de la Dirección de Educación y Habilidades de la OCDE, Paulo Santiago; José Antonio Marina, autor en 2016 del Libro Blanco de la Educación por encargo de Íñigo Méndez de Vigo o el impulsor de la LOGSE Álvaro Marchesi, autor de una propuesta auspiciada por Fundación SM en septiembre para llevar a cabo una evaluación docente.

La reforma de la profesión docente, al igual que el foro, descansa sobre tres ejes: la formación inicial de los docentes; cómo llevar a la práctica la inducción del profesorado, para evitar que maestros sin apenas experiencia práctica se encuentren llevando una clase; y la evaluación al profesorado, vinculada a establecer el desarrollo de una carrera docente, algo ya recogido en la LOE pero cuya aplicación práctica jamás se ha llevado a cabo y que Isabel Celaá ha adelantado que entiende como voluntaria y sujeta a incentivos.

¿Pero qué opinan los docentes que se han acercado al foro en el que se está debatiendo su futuro?

"Estoy totalmente de acuerdo con que haya una evaluación e incluso con que no sea voluntaria", defiende Luis González, que trabaja en Madrid en los colegios concertados laicos FUHEM dando apoyo al profesorado y que estuvo mucho tiempo dando clases de ciencias en Secundaria a alumnos recién integrados al ciclo formativo español. "Los profesores estamos muy acostumbrados a evaluar en el día a día a nuestro alumnado y también tendríamos que ser sujeto de ser evaluados. Una evaluación con un carácter de mejora, formativa y orientada a encontrar qué procesos de aula estamos haciendo bien y cuales un poquito peor".

La evaluación docente despierta lógicas suspicacias en el profesorado.  Por ejemplo, ¿quién la llevaría a cabo? González cree que "tiene que haber una evaluación externa, por parte  inspectores, pero también interna por nuestros pares, por los equipos directivos y del alumnado y de las familias, que nos pueden dar una información muy valiosa". Eso sí, debería ser un proceso que no resulte "excesivamente costoso" en tiempo, "porque no podemos dedicar muchas horas a evaluación, pero es que ahora no dedicamos prácticamente ninguna".

Paulo Santiago, de la OCDE, destacó en su ponencia que los docentes en España están entre los menos evaluados y también entre los que menos cooperan con sus compañeros; "tanto en España como en los países latinos hay una cultura que percibe la evaluación como algo negativo".

Es algo que corrobora José Antonio Gil, profesor de primer ciclo de la ESO y director en un colegio de Sevilla: "en general no nos sentimos muy a gusto cuando tenemos otro compañero dentro y creo que es un error. Cuando trabajas en equipo y permites que un compañero te dé feedback,  tú mejoras y tus alumnos también. Tradicionalmente la evaluación se ha considerado como algo sancionador: lo haces bien o lo haces mal y eso tiene consecuencias. Hay que ir a otro enfoque, más formativo, más de feedback constructivo".

María Barceló fue durante once años directora de un colegio en Huelva hasta el pasado mes de junio y estuvo "en el proceso de repensar la Primaria que hicimos el año pasado en Andalucía". Defiende la evaluación definiéndose como una "fiel convencida" de que evaluar es un proceso para conocer y mejorar siempre.  Los docentes tenemos que ser evaluados, de una manera no punitiva, sin establecer ránkings, y saber cómo vamos mejorando a lo largo de nuestra carrera docente".

Asun es profesora de Infantil en Mota de Cuervo, Cuenca. No se muestra contraria a implantar un sistema de evaluación, aunque tampoco lo ve como una prioridad:  "Yo creo que el profesorado nos evaluamos todos los días. Y no solo nos autoevaluamos, los niños continuamente también nos evalúan".

De los tres pilares en los que se sustenta el foro y probablemente la propuesta que llegará en unos meses por parte del ministerio, Asun cree que lo más importante es  "la formación inicial", pero sobre todo insiste en la necesidad de contar con vocación por la enseñanza. "Es muy importante que cuando uno se mete a Magisterio, sepa en lo que se está metiendo y en que hay que trabajar con corazón, con ilusión".

Por polémica que sea la evaluación, por muchos titulares que acapare, es la formación inicial lo que más pesa en relevancia en los maestros a los que 20minutos ha preguntado. José Antonio coincide con la maestra de Castilla-La Mancha: "Si la formación inicial no es de calidad, lo demás va a costar más conseguirlo".  Tras la formación, lo más importante sería cuidar la inducción, porque "ves compañeros que llegan de la universidad y solo han estado dos o tres meses en el aula. Es imposible dar clases así".

"Si tuviera que poner peso a las tres partes, probablemente me quedaría con la parte de la formación. Necesitamos darle una relevancia mayor de la que le estamos dando", asegura Luis González, que apunta que habría que trabajar en "dos aspectos fundamentales:  primero lo que tiene que ver con competencias pedagógicas, sobre todo metodologías activas como aprendizaje basado en proyectos o cooperativo. Y otro relacionado con competencias respecto a los grandes retos que tenemos por delante, con un carácter ecosocial fortísimo como el medio ambiente o la desigualdad, y que es absolutamente residual en la formación del profesorado".

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