La Jara de Cartagena (arbusto de la familia Cistaceae), el Alcaudón Chico (pájaro de la familia Laniidae), la Náyade Auriculada (bivalvo de la familia Margaritiferidae), la Cerceta Pardilla (ave de la familia Anatidae), el Visón Europeo (mamífero de la familia Mustelidae), la Nacra Común (bivalvo de la familia Pinnidae) y el Urogallo Cantábrico (ave de la familia Phasianidae) han pasado a engrosar la lista de especies en situación crítica, es decir, en serio peligro de extinción, de acuerdo con la orden que el Ministerio para la Transición Ecológica publicó ayer en el Boletín Oficial del Estado.

De esta manera, estas especies pasarán a ser sometidas a proyectos de recuperación y conservación con categoría de interés general y de tramitación urgente.

La orden ministerial dispone, de hecho, la creación de siete grupos de trabajo, uno para cada especie, con el objetivo de actuar contra el riesgo de extinción de estas especies. Estos grupos estarán compuestos por un representante del Ministerio, uno de cada una de aquellas Confederaciones Hidrográficas en las que habite la especie en los casos en los que estas sean de hábitat fluvial, y uno de cada uno de los gobiernos autonómicos en cuyas comunidades habite la especie en cuestión, además de algún otro órgano competente en casos particulares.

Estos grupos, además, podrán integrar a aquellos expertos, entidades científicas u organizaciones que cuenten con experiencia contrastada en la conservación de alguna de estas especies, en calidad de asesores.

Salvar estas especies es una carrera contrarreloj: en algunos casos, como el del Visón Europeo o el Urogallo Cantábrico, se estima que quedan menos de 500 especímenes vivos, y para algunas de ellas ni siquiera existen censos fiables. Por ello, Juan Carlos del Olmo, secretario general de la ONG WWF, advierte de la vital importancia de llegar a una acción coordinada entre las comunidades autónomas y el ministerio, que cuente con estrategias coordinadas y "visión de conjunto". Igualmente, señala la importancia de que estos programas reciban una buena dotación de fondos, pues se lamenta de que en los años de crisis se hayan vaciado de recursos económicos los proyectos de conservación de la naturaleza.