
El juez Pablo Llarena ha decidido dar un golpe de mano al 'procés'. Su idea es juzgar a los dirigentes huidos en una pieza separada para que el juicio por rebelión no se retrase, independientemente de que Alemania, Bélgica o Suiza tarden en decidir sobre los implicados.
El resultado de esta medida es que se puedan avanzar todos los trámites para que en los próximos meses se pueda celebrar el juicio. Así, no tendrá relevancia que el resto de países implicados se pronuncien más tarde o más temprano, sobre todo en el caso de la justicia alemana y Carles Puigdemont.
En la pieza separada se encuentran el propio Puigdemont, que está en Alemania, Marta Rovira, en Suiza, junto con Anna Gabriel, Comin, Puig y Serret, que siguen en Bélgica y Clara Ponsatí, que se trasladó a Escocia.
Esta decisión se toma un día después de que Carles Puigdemont designara a Quim Torrá, expresidente de Òmnium Cultural, para ser el candidato a la presidencia de la Generalitat.
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