Rivera y Casado dejan sin opciones a Cifuentes

Pablo Casado muestra el pasado mes de abril la documentación de su máster.
Pablo Casado muestra el pasado mes de abril la documentación de su máster.
EFE
Pablo Casado muestra el pasado mes de abril la documentación de su máster.

Si le quedaba alguna, Cristina Cifuentes debió de perder ayer toda la esperanza de mantenerse en el Gobierno madrileño. Ciudadanos desde fuera y Pablo Casado desde dentro del PP le mostraron que hay alternativas a su Presidencia regional y también a la manera de hacer o, al menos, de gestionar la comunicación de lo que se hace.

Albert Rivera disparó finalmente toda su artillería. Cree que ya no hay nada que negociar con el PP, solo espera ya la dimisión de Cifuentes a lo largo del mes de abril y enseñó a Rajoy la vía a la salida de la crisis. "Cs lo pone muy claro, si (Rajoy) propone en los próximo días a una persona interna que termine la legislatura en Madrid, habrá estabilidad".

En una reunión con sus diputados en el Congreso, Rivera repasó las dimisiones que se ha cobrado Cs, a izquierda y derecha, ante elPSOE y ante el PP. Los primeros, José Antonio Griñán y Manuel Chavesen Andalucía a cambio de investir a Susana Díaz. La última, la senadora Pilar Barreiro, que pasó del grupo del PP al Mixto para que Cs diera su apoyo a los Presupuestos de 2018.

La pieza más importante, hasta el momento, es el expresidente de Murcia. "Igual que el señor Pedro Anotnio Sánchez se tuvo que ir, se tiene que ir Cifuentes", aclaró y apremió a Rajoy a sustituirla. "Haga lo mismo que tuvo que hacer en Murcia, sabe todo el mundo cómo tiene que terminar la película, con un presidente sustituto interino".

Rivero dejó muy clara la primera parte de su advertencia, que Cifuentes se tiene que ir, pero no fue tan cristalino con la segunda, con qué hará en caso contrario. Para Cs, lo "lógico" es que gobierne la lista más votada, por lo que la solución pasa porque Rajoy designe a un sustituto para Cifuentes.

La otra opción es que prospere la moción de censura del PSOE, que ya cuenta con el apoyo de Podemos y necesita también el de Cs para convertir en presidente al socialista Ángel Gabilondo. Ayer, Rivera se dedicó por igual a desacreditar una moción de censura que pondría, dijo, un presidente elegido "en un despacho" por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias y a amagar con apoyarla.

Desde Buenos Aires, Rajoy hizo oídos sordos a la pregunta de si es partidario de apartar a Cifuentes y, a pesar de que Rivera le interpela ya directamente a él, solo deseó que la cuestión se resuelva "a la mayor celeridad posible".

La sustitución de Cifuentes siguió tomando forma en el PP, más preocupado ya por salvaguardar el Gobierno regional que por mantenerla a ella. El coordinador general, Fernando Martínez-Maillo, instó a Cs a través de un tuit a aclarar si apoyará la moción de censura "con Podemos" y el consejero de Presidencia y portavoz de Cifuentes, Ángel Garrido, puso el acento en la posibilidad de que Cs permita "un gobierno de izquierda radical" más que su permanencia.

A Cifuentes ya solo le habría faltado ayer la reaparición, tras meses de silencio, de su antecesora, Esperanza Aguirre, alegrándose en el Congreso de no tener un máster, si no hubiera sido porque justo antes Casado, vicepresidente de Comunicación del PP y uno de los posibles candidatos del partido en Madrid, no la hubiera dejado a los pies de los caballos con una prolija explicación documentada de su paso por otro máster del mismo Instituto de Derecho Público en el que Cifuentes habría cursado su polémico máster.

Al margen de lo convincente de que admitió que no fue a clase y no hizo exámenes, como publicó El País, y que le convalidaron 18 de las 22 asignaturas, 40 de los 60 créditos del máster, Casado trazó una línea divisoria con Cifuentes al mostrar resguardos, trabajos y hasta un tríptico informativo del título que obtuvo en 2009.

"No hay ninguna irregularidad que nadie haya puesto encima de la mesa, ningún acceso a un registro de modificación de calificaciones ni documentos que la universidad haya podido decir que son irregulares". Así describió Casado para su defensa algunos de los elementos de la polémica entorno a Cifuentes, a la que ya solo mostró apoyo por solidaridad a una compañera de partido.

"No soy nadie para juzgar, he defendido a todos mis compañeros, incluso cuando se me atribuía que no lo hacía", dijo en alusión a otras crisis que han afectado a dirigentes del PP.

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