Un policía, sobre el "infierno" vivido en Nigrán: "Si seguíamos allí, íbamos a morir quemados"

  • En la parroquia de Chandebrito, en Nigrán (Pontevedra), los efectivos de la Policía Nacional que acudieron a desalojar a vecinos llegaron a temerse "lo peor".
  • Un cambio de viento hizo que los árboles empezaran a arder a ambos lados de la carretera, formando "un túnel de fuego", y que los agentes quedaran atrapados.
  • Aquí fallecieron dos octogenarias a las que sorprendió el fuego en una furgoneta.
La Guardia Civil impide el acceso a la parroquia de Chandebrito, en Pontevedra, por un incendio.
La Guardia Civil impide el acceso a la parroquia de Chandebrito, en Pontevedra, por un incendio.
EFE / Lavandeira jr
La Guardia Civil impide el acceso a la parroquia de Chandebrito, en Pontevedra, por un incendio.

La parroquia de Chandebrito, en Nigrán (Pontevedra), donde fallecieron dos octogenarias en la ola de incendios en Galicia, fue escenario de un auténtico "infierno", tal y como atestiguan dos de los efectivos de la Policía Nacional que acudieron a desalojar a vecinos y que llegaron a temerse "lo peor".

"Si continuábamos la marcha o permanecíamos allí, íbamos a morir quemados", resalta este agente, ya que "las llamas, en cuestión de segundos, convirtieron aquello en un auténtico infierno". Así relató lo vivido el agente que encabezaba la comitiva y que vivió una situación de pánico cuando quedó atrapado con otros compañeros en el pueblo hasta que fue posible la apertura de una vía de escape.

En ese momento, los vehículos de la Policía llegaron a arremeter contra los coches particulares que los seguían porque los conductores no reaccionaban, mientras que otros trataban de adelantarlos y proseguir su huida. Para este agente fue la que una de las peores, si no la peor, experiencia de su carrera profesional.

"Dependíamos de no salirnos de la vía —lo que sucedió con la furgoneta donde viajaban Maximina y Angelina, las dos octogenarias que murieron— y de que no se quemaran los neumáticos", añade el agente, quien refiere que las puertas de los coches empezaron a crujir por las altas temperaturas.

Este responsable del operativo policial en Chandebrito resalta que en sus más de veinte años en el cuerpo nunca se había enfrentado a un incendio de esta magnitud y que, "posiblemente", haya sido "la peor situación" de su carrera, "sobre todo, porque no controlas, es un medio al que no estás habituado", esgrime.

A toro pasado, considera que la decisión de enviar una avanzadilla para explorar el camino y dejar que el resto de vehículos, tanto policiales como particulares, aguardara detrás fue "acertada", ya que de haber ido todos juntos "habría sido una catástrofe".

No en vano, en la abortada evacuación por carretera de la parroquia, los termómetros de los vehículos llegaron a registrar temperaturas exteriores de hasta 90 grados cuando el viento roló de forma violenta e inesperada y envolvió en llamas a las patrullas que salieron de avanzadilla para explorar cómo estaba la vía.

"Un túnel de fuego"

Por su parte, el subinspector de Policía responsable del operativo detalla que tomó esa decisión tras consultar con un equipo de bomberos, que le informó de que las otras dos vías de acceso a Chandebrito eran inviables por la acción de las llamas. Iba en uno de los vehículos que formaba parte de la avanzadilla, y tras recorrer aproximadamente un kilómetro de la carretera que va a la parroquia de Camos dio la orden de que el resto de la caravana saliera porque el camino "en principio estaba despejado y se podía avanzar".

Sin embargo, relata, un súbito cambio de viento hizo que los árboles empezaran a arder a ambos lados de la carretera, formando "un túnel de fuego" bajo el cual los vehículos pasaban a duras penas. Fue entonces cuando dio la orden de abortar la evacuación mientras que la avanzadilla fió su suerte a que los vehículos resistieran y no se les atravesara ningún obstáculo en la carretera.

En esas, la caravana que venía por detrás ya había llegado a la zona donde las condiciones eran extremas, con las llamas colándose entre los vehículos y la visibilidad era casi nula. La angustia de las horas de espera hasta que por fin se abrió una vía de escape está reflejada en un escrito anónimo de uno de los agentes que se quedó atrapado en Chandebrito, en el que habla de que algunos llamaron a sus familiares para despedirse e incluso desenfundaron su arma para evitar morir calcinados.

Quien hoy ha hablado por el resto defiende que actuaron en todo momento "de manera profesional", aunque matiza: "Además de policías, somos seres humanos", por lo que, "que alguien pensara eso, entra dentro de lo humanamente posible y aceptable".

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