Anders Petersen: un lugar para los olvidados

  • CentroCentro acoge la exposición Café Lehmitz, que forma parte de la sección oficial de PHotoEspaña.
  • Supuso el debut fotográfico de su autor, el sueco Anders Petersen (Estocolmo, 1944), que tomó estas imágenes con tan solo 23 años.
  • La muestra es una de las seis incluidas en el programa La exaltación del ser ideado para el festival por Alberto García-Alix.
Anders Petersen. Cafe Lehmitz © Anders Petersen. Este café de Hamburgo era frecuentado por prostitutas, proxenetas, travestis e indigentes. Petersen lo descubrió a los 18 años y realizó las famosas fotografías del local entre 1968 y 1970.
Anders Petersen. Cafe Lehmitz © Anders Petersen. Este café de Hamburgo era frecuentado por prostitutas, proxenetas, travestis e indigentes. Petersen lo descubrió a los 18 años y realizó las famosas fotografías del local entre 1968 y 1970.
ANDERS PETERSEN
Anders Petersen. Cafe Lehmitz © Anders Petersen. Este café de Hamburgo era frecuentado por prostitutas, proxenetas, travestis e indigentes. Petersen lo descubrió a los 18 años y realizó las famosas fotografías del local entre 1968 y 1970.

"Para mi la cámara es como una entrada a la vida privada de las personas, y si eres curioso como yo, es una herramienta maravillosa". La frase pertenece al fotógrafo sueco Anders Petersen (Estocolmo, 1944), uno de los autores europeos más destacados del panorama internacional y el padre de Cafe Lehmitz, una de las series que más ha influido en artistas de generaciones posteriores.

La historia de esa curiosidad incontrolable por la vida ajena comenzó cuando Petersen apenas contaba con 18 años. Corría el año 1962 y en un viaje iniciático por Alemania descubre un café en pleno barrio rojo de Hamburgo. El Café Lehmitz. Frecuentado por prostitutas, proxenetas, travestis, delincuentes e indigentes, el joven queda fascinado por su singular clientela y, sobre todo, por el ambiente de camaradería que allí se vive.

"Sabía que tenía que quedarme entre esas cuatro paredes y fotografiar a la gente. Sentí que el Lehmitz era un lugar único, un sitio de encuentro para débiles que se ofrecían mutuamente simpatía y comprensión, pero al mismo tiempo era el final del trayecto", explicaría después.

Un debut que le dio el éxito internacional

Sin embargo, tardaría todavía cinco años en volver por allí para comenzar a retratar e inmortalizar a esos personajes que, a la vez, le convertirían en un autor imprescindible. Así lo recuerda: "Era la una de la mañana y yo estaba esperando a una amiga en el Café. El lugar estaba lleno de gente y no estaba sonando buena música. Un hombre se acercó a mí y me preguntó por mi cámara, que estaba sobre la mesa. Era una Nikon F y yo le dije que era buena. Él dijo 'Yo tengo una mejor'. Levantamos nuestras cervezas y brindamos por ellas. Entonces nos pusimos a bailar con algunas damas. De repente, me di cuenta de que un grupo de personas habían cogido mi cámara y estaban sacándose fotos unos a otros. Me acerqué y les dije: 'Por favor, sacadme una a mí porque es mi cámara'. 'Vale', dijeron, y me la devolvieron. Así que me saqué algunas fotos – y así fue como empecé a fotografiar en el Cafe Lehmitz". Y esta especie de casualidad daría pie al mito.

Dos años después, en 1970, Petersen realizaría su primera exposición individual en las paredes del propio Lehmitz con unas 350 fotografías. Este debut le daría inmediatamente la proyección internacional y definiría un estilo propio que le ha acompañado a lo largo de toda su carrera: uso de la oscuridad y el blanco y negro para acompañar a personajes auténticos y siempre al límite que suelen pasar desapercibidos para la gran mayoría.

Casi 50 años después de aquel encuentro tan fortuito como creativo entre Petersen y el Lehmitz, la casi la totalidad de estas imágenes recalan hasta el 17 de septiembre en CentroCentro de Madrid con motivo de la celebración de PHotoEspaña. Detrás de todo ello está la mano del fotógrafo Alberto García-Alix, quien convertido en una especie de comisario invitado ha ideado un programa especial de seis exposiciones, La exaltación del ser, donde se dan cita "seis creadores que se alejan de la norma y se nutren de lo más íntimo y personal".

El Lehmitz llega a Madrid

De Café Lehmitz, dice García-Alix que "es una obra generosa de humanidad compartida, un trabajo inolvidable, hasta provocar las lágrimas. La ópera prima de Anders Petersen, posee magia. Nos atrapa desde que traspasamos la puerta. Nos hipnotiza. La atmósfera es soberana. Anders se adueña del aire. Nos sumerge en vida. Mirada y latido de antropólogo, de naturalista. No juzga. Ni pone a su mirada pretenciosidad, ni artificio. La noche y su viaje. [...] No es un cínico. Los quiere, es cómplice. Brinda y baila con ellos. Nos arrastra a seguirlos. Terminamos por conocerlos. Su fotografía les alienta a ser. Él ama a los que nunca se muestran. Los invisibles".

Con motivo de la exposición, La Fábrica edita además, por primera vez en español, el libro del Café Lehmitz, originalmente publicado en 1978. Un total de 350 páginas, que incluyen 130 imágenes y un texto del periodista Roger Anderson, que viajó con Petersen al Lehmitz el año que las imágenes se publicaron por primera vez. "Anders Petersen acoge al grupo con los brazos abiertos, ellos hacen otro tanto con él. Se siente invencible. El amor, la bebida, la charla, y los estimulantes llenan su tiempo. Llega a pasarse 72 horas seguidas sin dormir". Con los años, el Lehmithz desapareció pero su historia... su historia perdurará por siempre.

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