Ada Lovelace, la primera programadora de la historia

  • Hija de Lord Byron y con una mente privilegiada para las matemáticas, Espacio Fundación Telefónica recupera la fascinante historia de esta precursora de la computación.
  • Colaboró mano a mano con el prestigioso inventor Charles Babbage, padre de la Máquina Analítica, el antecedente del ordenador.
Ada Lovelace (1815-1852) según un retrato de la época.
Ada Lovelace (1815-1852) según un retrato de la época.
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Ada Lovelace (1815-1852) según un retrato de la época.

El Espacio Fundación Telefónica sigue dándonos inmensas alegrías gracias a Efemérides, una serie de exposiciones creada en 2013 con el objetivo de recuperar y dar visibilidad al trabajo de mujeres y hombres inventores poco conocidos u olvidados.

Fue éste el caso de la actriz Hedy Lamarr, que además de ser la primera mujer que apareció desnuda en una película comercial (Éxtasis, 1933) creó un sistema secreto de comunicaciones; o de la maestra gallega Doña Angelita Ruiz y su original enciclopedia mecánica, que hoy se considera la precursora del ebook.

Ahora le toca el turno a otra fémina cuya fascinante historia podría dar pie al atractivo guión de un largometraje o serie televisiva. De hecho, ya hubo un intento frustrado para llevar su vida al cine por parte del realizador estadounidense Bruce Beresford (Paseando a Miss Daisy). Hablamos de la matemática británica Ada Lovelace (1815-1852), o lo que es lo mismo, de la primera programadora de la historia, a la que podemos descubrir más a fondo estos días gracias a la pequeña exposición que puede verse en la sede madrileña de la Fundación hasta el próximo 15 de octubre.

Matemáticas vs poesía

Nació como Augusta Ada Byron. Y sí, fue la hija (la única legítima) del gran poeta Romántico Lord Byron. Sin embargo, le conoció más bien poco ya que sus progenitores se separaron tan solo un mes de después de su nacimiento. Nunca tuvo contacto con el escritor, que murió en Grecia en 1823 sin volver a verla, y su madre Annabella, hija única de una acomodada familia, se empeñó en que tuviera una educación "masculina" de lo más estricta e intensa que borrase cualquier influencia poética que pudiese haber heradado de su padre.

Destacó pronto en matemáticas y con tan solo 18 años se produce uno de los grandes momentos de su vida al conocer al prestigioso inventor Charles Babbage, titular de la cátedra lucasiana de matemáticas de Cambridge. Babbage trabajaba por aquel entonces en lo que bautizó como la Máquina Analítica, pensada para ejecutar cualquier tipo de cálculo matemático. La máquina analítica no era otra cosa que el antecedente de los ordenadores actuales y, aunque nunca llegó a construirse, ya que la tecnología de la época era insuficiente, incluía ya sus elementos básicos: dispositivo de entrada y salida, memoria y procesador.

Los orígenes de la historia de la computación

El gran momento de Ada llega en 1840, cuando Babbage da una conferencia en Turín sobre este invento y un ingeniero militar italiano, Luigi Federico Menabrea, escribe en una revista francesa un artículo titulado Esquema de la Máquina Analítica. Lovelace recibe el encargo de traducirlo al inglés y, para sorpresa de todos, añade una serie de notas explicativas, que duplicaban con creces la longitud del texto original y se convierten en uno de los documentos más importantes de la historia de la computación.

Ada fue más allá de la mera reflexión académica sobre el potencial de la máquina y, directamente, creó el primer programa de ordenador de la historia. Explicando, entre otras cosas, como a través de un sistema de tarjetas perforadas se podría recibir y emitir información sin la intervención humana. Este sistema de tarjetas, ideado por Lovelace en 1843, sería el utilizado en los primeros ordenadores desde los años 50 y hasta los 80 del siglo XX.

Murió de un cáncer de útero con apenas 37 años, privando al mundo prematuramente de su privilegiado cerebro. De forma paradójica, pidió ser enterrada junto a su padre. Juntos por fin, la matemática y el poeta.

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