La permanente continuidad del surrealismo 92 años después

  • Una exposición con un centenar de obras de arte de las últimas nueve décadas demuestra cómo el impacto del surrealismo permanecen vivo en el presente.
  • Forma de arte de lo irracional, profundamente emocional y psicológico, sigue siendo transitado por creadores contemporáneos.
  • La muestra incluye piezas de veteranos como Ernst, Magritte y Delvaux, hasta nuevos socios como Cindy Sherman, Jeff Koons y Francesca Woodman
Obra ensamblada de Enrico Baj
Obra ensamblada de Enrico Baj
Collection Museum of Contemporary Art Chicago. Photo: Nathan Keay, © MCA Chigago
Obra ensamblada de Enrico Baj

Aunque el surrealismo apareció por primera vez como término en 1917, cuando el poeta francés Guillaume Apollinaire, habló de "una alianza entre la pintura y la danza, entre las artes plásticas y las miméticas, que es el heraldo de un arte más amplio aún por venir", el movimiento artístico no se fundó como tal hasta 1924, cuando el también escritor André Bretón firmó el primer manifiesto de la escuela con la idea de hacerla duradera.

"Indica muy mala fe discutirnos el derecho a emplear la palabra surrealismo en el sentido particular que nosotros le damos, ya que nadie puede dudar de que esta palabra no tuvo fortuna antes de que nosotros nos sirviéramos de ella. Voy a definirla, de una vez para siempre. Surrealismo: sustantivo masculino. Automatismo psíquico puro por cuyo medio se intenta expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral", culminaba aquella declaración.

Casi un siglo después del manifiesto de Breton, el promotor del grupo podría sentirse pasmado por la duración e ímpetu de sus postulados iniciales. Aunque la edad de oro surrealista suele fijarse en las décadas de los años treinta y cuarenta, el arte de lo irracional, profundamente emocional y basado en el subconsciente, sigue siendo transitado por creadores contemporáneos.

La exposición The Conjured Life: The Legacy of Surrealism (La vida conjurada: el legado del surrealismo) muestra, a través de un centenar de obras, el linaje del movimiento desde sus fundadores hasta los seguidores presentes. La muestra, hasta el 3 de abril de 2017 está en cartel en el Cantor Arts Center de la Universidad de Stanford (California-EE UU), consigue demostrar como el impacto del surrealismo permanece vivo.

Híbridos de humanos y peces

Con un riguroso recorrido histórico, esta línea de tiempo expositiva incluye piezas centrales como Las maravillas de la naturaleza (1953), donde René Magritte pinta a dos seres de piedra, híbridos de humanos y peces, como estatuas decorativas al borde el mar, y Penelope (1945), una de las pinturas de misterio y muerte de Paul Delvaux, junto a obras más recientes que ampliaron la técnica artística de los surrealistas hacia el collage, el ensamblaje y el fotomontaje.

También llaman la atención obras del excéntrico pintor estadounidense Forrest Bess basadas en el automatismo —una de las técnicas más usadas por los surrealistas para circuitar la conciencia y liberar el inconsciente—; piezas de Balthus como la insinuante Two Young Girls (Dos chicas jóvenes, 1949), que introduce la sensualidad tan querida por los surrealistas; y fotos de la torturada Francesca Woodman y la reina de las mascaradas y la simulación Cindy Sherman.

Organizada en torno a la mirada

La completa retrospectiva, que también muestra obras de la pintoras mágica Leonora Carrington, el crucial Max Ernst y el recién llegado Jeff Koons, destaca uno de los valores más tradicionales en las artes visuales: la mirada. "Todas las obras de la  exposición han sido elegidas a parir de un cuidadoso escrutinio de observación y exploración del tema y las diversas estrategias visuales y medios formales utilizados por los artistas", dicen los organizadores.

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