Max Ernst, el surrealista que vencía el "complejo de virgen" con experimentos pictóricos

  • Una retrospectiva repasa la obra del artista, que practicó e inventó algunos de los métodos técnicos más innovadores del dadaísmo y el surrealismo.
  • Ernst llamaba a la parálisis ante el lienzo blanco "complejo de virgen" y combatía la fobia con procesos radicales e imágenes rescatadas con rapidez del subconsciente.
  • Las piezas de la exposición ilustran las referencias al pasado, los sucesos políticos, las profecías y la perspectiva visionaria del pintor y escultor alemán.
'Collage' de Ernst realizado en 1920
'Collage' de Ernst realizado en 1920
Max Ernst - © VBK, Wien 2012 / Privatbesitz
'Collage' de Ernst realizado en 1920

"Antes de descender, un buceador nunca sabe lo que va a sacar a la superficie", decía Max Ernst (1891-1976) refiriéndose a la inmersión en el subconsciente propio.

El pintor y escultor alemán, protagonista temprano del dadaísmo y pionero del surrealismo, se entregó a los experimentos de principios del siglo XX. Inventó la técnica del frotagge (la reproducción de texturas colocando el papel sobre el objeto) y desarrolló con un estilo propio el collage, el grattage, la decalcomanía y la oscilación, que consistía en dejar que un hilo de pintura cayera desde una lata agujereada al lienzo: Ernst enseñó el procedimiento a Jackson Pollock, que lo tomó como referencia para la técnica del dripping.

El Museo Albertina de Viena inaugura el 23 de enero la primera gran retrospectiva austriaca del "inventor pictórico", una ambiciosa muestra de 150 trabajos entre pinturas, esculturas, collage, libros ilustrados y documentos. La exposición se completará con trabajos de coetáneos de Ernst que contribuirán al contexto biográfico e histórico de la vida del artista.

Constantes cambios y contradicciones

En su capacidad de inventiva para afrontar nuevos métodos que lo inspiraran pasó por numerosas fases y los constantes cambios irritaban al público. Ernst intercalaba una delicada figuración de temática surrealista con obras adustas y radicales. No dejaba de contradecirse y nunca se sabía qué esperar de él.

De personalidad inquieta, luchó por la libertad personal en un periodo lleno de obstáculos sociales y políticos. Reclutado por el ejército alemán, luchó en la I Guerra Mundial. Con la llegada de los nazis al poder se exilió a París —donde se unió al círculo de los surrealistas— y en 1939 fue internado en un campo de prisioneros precisamente por ser alemán. En 1941 la mecenas y coleccionista Peggy Guggenheim lo ayudó a exiliarse a los EE UU, donde por fin pudo dedicarse por completo al arte, sin penurias ni sobresaltos ideológicos.

Con los recuerdos del subconsciente, la inventiva y el reciclaje combatía lo que llamaba "complejo de virgen", la parálisis que lo amenazaba ante un lienzo en blanco. La exposición, que se podrá visitar hasta el 5 de mayo, ilustra con las obras las referencias al pasado, los sucesos políticos, las profecías y la perspectiva visionaria de Ernst, un creador que perseguía las visiones automáticas para que lo libraran de la "ceguera" de la razón.

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