Primeros estudios de malos olores apuntan a un origen colectivo en el que intervienen industria y climatología

La Junta de Andalucía ha anunciado este miércoles que ampliará los estudios olfatométricos sobre los malos olores en Huelva después de conocer los resultados de una primera fase de estudio. Estos primeros informes apuntan a un origen colectivo en el que intervienen la actividad industrial y las condiciones climatológicas con "un efecto sinérgico".
La delegada de Medio Ambiente en Huelva, Rocío Jiménez.
La delegada de Medio Ambiente en Huelva, Rocío Jiménez.
EUROPA PRESS
La delegada de Medio Ambiente en Huelva, Rocío Jiménez.

La Junta de Andalucía ha anunciado este miércoles que ampliará los estudios olfatométricos sobre los malos olores en Huelva después de conocer los resultados de una primera fase de estudio. Estos primeros informes apuntan a un origen colectivo en el que intervienen la actividad industrial y las condiciones climatológicas con "un efecto sinérgico".

En rueda de prensa, la delegada territorial de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Rocío Jiménez, ha dejado claro no obstante que "los niveles máximos permitidos nunca se han superado" y ha dado a conocer los datos obtenidos través del informe Strenghs, que engloba los muestreos realizados durante tres meses, realizados por una empresa externa.

A su vez, a este análisis inicial se ha sumado los estudios olfatométricos solicitados a las empresas del sector químico y la geolocalización de las llamadas recibidas por episodios de malos olores, entre otros.

La delegada ha señalado que todas estas pruebas concluyen que ninguna de las 13 fábricas constituye por sí sola un foco de mal olor, por lo que se abre un nuevo escenario para conocer si el conjunto de las emisiones de varias de ellas podría constituir la fuente de olores molestos para población. No obstante, ha precisado que, aunque los resultados no son concluyentes, el olor a químico podría proceder de Atlatic Cooper, el de refino de Cepsa y el de aceite de Sertego.

En esta línea, ha manifestado que "se ha avanzado mucho" desde que se iniciara este camino al contar con 14 estudios: el encargado por la Junta de Andalucía para identificar los olores y los 13 solicitados a las industrias para cuantificar las emisiones en todos sus focos.

No obstante, los resultados de estos estudios "no son concluyentes", motivo por el que van a ampliar este estudio para conseguir identificar los focos exactos de donde proceden estos olores y, a partir de ahí, solicitar a las empresas que adopten medidas correctoras si hiciese falta, como se ha hecho de momento con Sertego.

Por su parte, el jefe de Protección Ambiental, José Antonio Candela, ha detallado la metología, dividida en tres puntos principales: la indentificación de focos —cerca de 300—, su caracterización y la modelización de las emisiones de olor.

Del mismo modo, ha asegurado que se han analizado las principales zonas emisoras, cinco polígonos industriales, detectando posibles orígenes industriales como son las balsas de fosfoyesos, las aguas residuales, fertilizantes o químicos, y los no industriales, como son vegetaciones, tráfico y otros.

Primera evaluación

La primera evaluación llevada a cabo por Strenghs pone de manifiesto que del tiempo en el que se han realizado las mediciones cualitativas por los expertos panelistas, en la capital durante el 58 por ciento del tiempo medido no se percibe olor; el 40 por ciento, el olor es no industrial, y el dos por ciento restantes es olor industrial, cantidad coincidente con las ocasiones en que la población percibe los malos olores.

En la zona industrial de La Rábida y sus alrededores, el olor industrial asciende al 12 por ciento —que proceden probablemente de la Punta del Sebo— y el no industrial al 54, mientras que el 34 por ciento del tiempo de medición hubo ausencia de olor.

Tras este primer avance, la Junta considera que existen varios factores que hay que tener en cuenta para obtener conclusiones más esclarecedoras. De hecho, la propia naturaleza del informe Strenghs requiere de periodos más largos de estudio —de seis meses a un año—.

No coinciden las alertas

Además, ha precisado que los datos más significativos de los muestreos realizados hasta ahora no han coincidido con las llamadas de alerta de los ciudadanos, así como que la dirección del viento y ciertas situaciones atmosféricas también influyen sin llegar a ser condiciones suficientes.

La Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio ha llevado a cabo otras actuaciones complementarias para acceder a la máxima información posible a pesar de que no existe una legislación específica en España que pueda valorar los episodios de malos olores.

La Delegación Territorial ha estudiado las llamadas recibidas en el teléfono 112 Andalucía, ha llevado a cabo inspecciones por parte de los técnicos, ha programado rondas de inspección a través de los agentes de Medio Ambiente y ha realizado cálculos de retrotrayectorias en busca del origen de los olores teniendo en cuenta las condiciones meteorológicas.

La Junta de Andalucía, por otro lado, mantiene un control estricto sobre las emisiones de acuerdo a la legislación vigente y descarta superaciones de los parámetros como causa de los malos olores. De hecho, ni siquiera se acercan a los máximos permitidos.

Por todo ello, el compromiso de la Junta, no obstante, es seguir concretando en la medida de lo posible el origen de estos episodios molestos para la población con la realización de otros estudios, cuyas líneas principales hay que concretarlas.

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