El vestido, compuesto por miles de teselas triangulares —todas adaptadas al cuerpo de la persona gracias a la rápida y moldeable fabricación mediante impresión 4D, que permite la integración de materiales programables que se autoconstruyen—, produce la sensación de los levísimos pétalos de una flor que responden al movimiento con una danza de gran armonía. Usar el Kinematic Dress del colectivo de diseñadores Nervous System es como llevar encima una estructura flexible que responde a los movimientos del cuerpo.

El Vestido Kinemático es una de las piezas estrella de la exposición #techstyle (#tecnoestilo, que suena casi igual fonéticamente en inglés que textiles), una iniciativa del Museo de Artes Aplicadas de Boston (MFA en sus siglas originales) para presentar las más recientes colaboraciones entre los diseñadores de moda y los ingenieros, programadores o expertos en tecnologías punta. La muestra, inaugurada el 6 de marzo y programada hasta el 10 de julio, quiere explorar cómo "las sinergias entre moda y tecnología no sólo están cambiando el diseño, sino la forma en que las personas interactuan con su ropa".

La exposición "mostrará a los visitantes que, ahora más que nunca, la moda debe trascender su función más convencional y convertirse en una interfaz activa entre el cuerpo y las nuevas tecnologías innovadoras", prosigue, una de las coordinadoras de la exposición, Michelle Finamore, al explicar la intención de los 60 diseños, firmados por 33 nuevos estudios o firmas emergentes, además de modelos de cuatro estrellas consagradas: Alexander McQueen, VIKTOR&ROLF Haute Couture, Iris van Herpen y Ralph Lauren, de quien se expone Ricky Bag with Light, el bolso que permite cargar un dispositivo móvil, tiene iluminación por led y un puerto USB (el precio de venta es de unos 5.000 dólares).

Aunque la exposición, que también incluye instalaciones multimedia que capturan desfiles de un modo novedoso, explica cómo algunas firmas establecidas —entre ellas Hussein Chalayan (que en ya en 2000 presentó su vestido manejable a control remoto), McQueen, Issey Miyake y Rei Kawakubo— destacaron como pioneras en el uso de nuevas telas, la impresión en 3D de los modelos y la introducción de funciones y adminículos llegados de la computación, las nuevas tecnologías son hoy inseparables de la alta costura.

La ropa se puede usar hoy "como un monitor de vídeo, un detector del estado de ánimo, un dispositivo de vigilancia médica o incluso te puede dar un abrazo cuando lo necesites" y la llegada de técnicas impensables hace pocos años permite que las prendas y accesorios tengan un "rendimiento superior" en el uso, el comportamiento y la duración. Una sección completa de la exposición está dedicada a los modelos interactivos con tejidos que se adaptan a las condiciones de luz, calor y viento del entorno e incluso cambian de color con las órdenes transmitidas por la voz de la persona que los lleva puestos.

El vestido Twitterdress, creado por CuteCircuit en 2012 y mejorado cada año, es una de las piezas centrales elegidas para demostrar las nuevas funciones de las prendas. La marca, que están a la vanguardia del desarrollo de la interactividad y han creado modelos para la cantante Katy Perry y uniformes iluminados para la línea aérea EasyJet, usa en las versión del traje que se expone en Boston 10.000 microleds para crear animaciones y permite, a través de la etiqueta #tweetthedress, que los mensajes aparezcan en la prenda, en la que también es posible insertar obras de arte del fondo de cuadros del museo.

También se exponen el diseño de la danesa Van Herpen Water Splash Crystallization (2013), basado en el efecto sobre el cuerpo de agua derramada y filmada en súper cámara lenta; el Possessed Dress (2015) de Chalayan, un vestido a control remoto que se muestra en un montaje de danza actuando de forma distinta al bailarín, y el modelo Incertitudes ensemble (2013), de Ying Gao, que responde al ambiente gracias a sensores electrónicos que reaccionan ante la voz humana.