La fotógrafa estadounidense Joni Sternbach ha empleado más de diez años en recorrer las costas de varios continentes cargada con una pesadísima cámara de gran formato con la intención de emparentar dos formas de práctica mística: la de cabalgar las olas en lo que desde el siglo XX se llama surf, procedente de un ceremonial de origen remoto practicado por los nativos de varias islas del Pacífico como forma de comunión con el océano, y un procedimiento fotográfico del siglo XIX, el colodión húmedo, que también tiene algo de religiosa rectitud: placas de cristal, líquidos abrasivos para la toma y el revelado y un proceso que debe culminar in situ el fotógrafo, sin mediación ni espera.

El libro Surf Site Tin Type (que podría traducirse por Ferrotipos en 'spots' surfistas) quiere servir para elogiar al surf como camino de búsqueda y a los surfistas como los "últimos héroes'" de la identificación con el océano y, en gran número de casos, defensores radicales del equilibrio ecológico de los mares, presentando a los practicantes de la disciplina como personajes atemporales y de aspecto mítico mediante retratos bitonales que podrían pertenecer a otra época. El libro está publicado por la editorial  Damiani [192 páginas y un precio de 45 dólares] y también se puede comprar en Amazon.

Residente en Brooklyn-Nueva York, Sternbach  ha viajado por el mundo para hacer retratos de surfistas contemporáneos utilizando el proceso de colodión húmedo. Cada foto es única y no admite copias, ya que el proceso es de positivo directo sobre la plancha de vidrio usada como soporte. Los practicantes del colodión húmedo, deben llevar consigo los materiales de laboratorio y revelado para preparar la placa antes de la toma y proceder a revelarla con premura, en aproximadamente los veinte segundos siguientes al disparo.

La monografía presenta una serie de fascinantes retratos que no parecen artificiosos o demasiado rebuscados artísticamente, como sucede a menudo con otras imágenes al colodión húmedo. El audaz individualismo de los surfistas y el respeto radical por los lazos con el océano que mantienen como ideología vital estos hombres y mujeres de vida nómada carga cada foto de Sternbach con un alto y sugerente porcentaje de verdad y carácter eterno.

Como apunta April M. Watson en uno de los ensayos insertados en el libro, lo que tenemos ante nosotros es una conjunto de "figuras casi míticas" posando "en un espacio de anhelo por la libertad y la voluntad de escapar". Los surfistas, en solitario, en parejas o en grupo, pertenecen a los lugares en que aparecen retratados.

"Están en casa, en su entorno, las aguas de nuestros orígenes primordiales... De pie en el borde de la civilización, buscando la eterna promesa del agua, estos surfistas nos recuerdan la belleza y la fragilidad de nuestra relación permanente con el mundo natural y podrían ser los sustitutos de los seres heroicos que nos faltan", añade Watson.

En spots míticos como Montauk y Malibú, en los EE UU;  Byron Bay, en Australia, o Cornwall en el Reino Unido, la fotógrafa retrata a surfistas legendarios, estrellas actuales y profesionales locales retratados en imágenes que gozan de los exquisitamente detallados resultados del colodión húmedo, un proceso que resalta las claridad de las miradas hasta niveles casi mágicos.

Es especialmente magnética y plácida la mirada de Dave Rastovich, un excampeón de competiciones que se ha convertido en un "surfista libre" ajeno a los concursos y trofeos y entregado al activismo en defensa de la salud del océano: es uno de los realizadores del multipremiado documental Minds in the Water (2011) para alertar del peligro que corren los delfines, las ballenas y otros mamíferos marinos.

Quizá las dos figuras más conocidas de las que aparecen en el libro sean Robert August y Robert Wingnut Weaver, protagonistas de la innovadora película The Endless Summer (Bruce Brown, 1966), en la que eran seguidos por la cámara en una larga deriva por las costas del mundo en busca de la ola perfecta.

Para retratar a los hermanos Malloy, Chris, Keith y Dan, de Ojai-California (EE UU) CA, respetados surfistas, cineastas y ambientalistas, la fotógrafa elige presentarlos como un trío ajeno al tiempo, vestidos con ropas de trabajo y sentados en una canoa de doble casco fabricada por ellos mismos para saltar olas.

El adolescente fenómeno Kyuss King, de 14 años, afronta el retrato con la seriedad de un prodigio natural, y la pareja de Kazzie y Max Mahina deciden posar para Sternbach disfrazados de sirenas sobre la arena de una playa.

Los surfistas puros y ajenos al negocio, dicen los editores del libro, "pueden ser nuestros últimos héroes". Conforman una "comunidad especial" de "personas valientes y hábiles" que tienen muy presente como guía básica el respeto exquisito hacia la naturaleza.

La fotógrafa estadounidense expone una selección de sus fotos, hasta el 13 de junio, en la galería Catherine & André Hug de París.