El 24 de enero de 2004, José Antonio Hidalgo recibió un BMW 530 en su taller de Getafe. "Debía cambiar una luna y arreglar el paragolpes (...), también quería cambiar el idioma del navegador y actualizar los mapas", recuerda el testigo.
El vehículo lo entregó Abdelilah el Fadoual, quien regresó al día siguiente junto a otros árabes para recoger el coche: "Me dijeron que tenían que llevarse el automóvil por motivos de trabajo en Ceuta", asegura Hidalgo, a quien le llamó la atención que Abdelilah se quedara en el coche.
Esas personas eran, entre otros, Afallah —huido y presuntamente muerto en Irak—.
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