El volcán de El Hierro revela que algunos satélites de la NASA estaban "miopes"

  • La Universidad de Las Palmas ha comprobado que los algoritmos que los satélites emplean fallan cuando se encuentran con situaciones extremas.
  • Lo ha hecho público en un estudio en el que acaba de revelar fallos en los sensores de tres satélites de observación de la Tierra de la NASA y la ESA.
  • "No había correlación entre las medidas tomadas in situ con las proporcionadas por el satélite", dice Fco. Eugenio, del Instituto Universitario de Oceanografía.
La erupción submarina de El Hierro.
La erupción submarina de El Hierro.
NASA EARTH OBSERVATORY
La erupción submarina de El Hierro.

La erupción de El Hierro sometió al mar a tales cambios y tan bruscos, que su entorno se ha convertido en un banco de pruebas para todo tipo de proyectos científicos, como el que acaba de revelar fallos en los sensores de tres satélites de observación de la Tierra de la NASA y la ESA.

Durante los cinco meses que duró la erupción (de octubre de 2011 a marzo de 2012), el mundo entero pudo contemplar la espectacular mancha que provocó el volcán en el mar de Las Calmas, al sur de la isla, gracias a las fotos que suministraban a diario desde el espacio los satélites 'Aqua' y 'Terra', de la NASA, y el 'Envisat', de la Agencia Espacial Europea (ESA).

Esos satélites —el 'Envisat' ya no está operativo— proporcionan fotografías de resolución media, en la que cada píxel equivale a 250 metros, y cuentan con sensores que permiten detectar, a partir de esas imágenes, la presencia de componentes químicos en el medio.

Los algoritmos que utilizan esos sensores dictaminaban que la gran mancha azul-verdosa que se formó en el mar en aquellas semanas tenía altas concentraciones de clorofila, un dato que refutaban los análisis que realizaba directamente sobre el volcán el barco del Instituto Español de Oceanografía (IEO) desplazado a El Hierro.

La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), una de las instituciones científicas que colaboró en el seguimiento de la erupción, ha comprobado que los algoritmos que los satélites emplean para la vigilancia de la presencia de determinados compuestos en el medio funcionan, en general, bien en el océano abierto, pero fallan cuando se encuentran con situaciones extremas como la de El Hierro.

"No había correlación entre las medidas tomadas in situ con las proporcionadas por el satélite. Los algoritmos nos decían que había mucha clorofila allí donde las muestras indicaban que no la había. Al terminar la erupción, seguimos trabajando en ello, para demostrar que esos algoritmos de NASA y ESA no funcionan y desarrollamos otros", explica Francisco Eugenio, del Instituto Universitario de Oceanografía y Cambio Global de la ULPGC.

La revista International journal of applied earth observation and geoinformation publica ahora los resultados de ese trabajo, firmado por Francisco Eugenio, sus compañeros en la ULPGC Javier Martín y Francisco Javier Marcelo, y el director de las campañas de investigación del IEO durante la erupción El Hierro, Eugenio Fraile.

Imágenes de muy alta resolución

Para desarrollar nuevos algoritmos de detección desde el espacio de clorofila en los océanos y de niveles de turbidez del agua, el equipo de la ULPGC ha manejado imágenes de muy alta resolución (dos metros por píxel) de la erupción de El Hierro suministradas por un satélite privado, el Worldview-2, de la empresa Digitalglobe.

Los nuevos algoritmos de la ULPGC para la detección de sustancias a partir de imágenes de satélite pueden servir para estudiar otras erupciones submarinas que se produzcan en el mundo, pero sus responsables también los han adaptado para que funcionen en condiciones menos extremas, para trabajos de calidad de las aguas, batimetría o mapas bentónicos (de los ecosistemas de los fondos marinos).

De momento, el Instituto Universitario de Oceanografía y Cambio Climático Global ya está utilizando algunos de esos algoritmos para estudiar las estructuras que generó bajo el mar el volcán herreño.

"Y si volviera a ocurrir una erupción submarina, ya tenemos algoritmos calibrados con los sensores MODIS (los que utiliza NASA en Aqua y Terra) para medir desde el espacio su impacto ambiental u otros parámetros oceanográficos", insiste Francisco Eugenio.

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