Inspector de la UCIE: "El Chino dijo que habían detenido a dos amigos suyos con explosivos en Cuenca, según Trashorras"

Un inspector de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE), que entrevistó al procesado José Emilio Suárez Trashorras, acudió a Oviedo la mañana del 16 de marzo de 2004 para comprobar si los detonadores del 11-M habían salido de mina Conchita, dependiente de la empresa Caolines de Merillés.

El testigo, el inspector Francisco Jesús Parrilla —encarcelado por el juez Del Olmo por "revelar secretos" al diario El Mundo—, considera que la línea islamista se define en la investigación cuando hallan la tarjeta de la calle Tribulete —donde tenía su locutorio Jamal Zougan, presunto autor material del atentado—.

Una vez allí, se reunieron con los directivos de la compañía: "Nos dijeron que todos los trabajadores eran de confianza, y que les extrañaba muchísimo esa situación (...), nos dijeron que en mina Conchita el responsable no era ingeniero, sino un vigilante de minas", ha matizado.

Posteriormente, los directivos les facilitaron un listado de todos los trabajadores que habían pasado por la mina. Aunque en el documento aparecía Suárez Trashorras, en ese momento "era uno más".

Viaje a Avilés

Al día siguiente, el inspector —junto a un compañero de la UCII, un jefe de policía de Asturias y otro del CNI—, acudieron a Avilés tras conocer los datos —en la tarde del 16— resultantes del cruce de llamadas de las tarjetas telefónicas con una cabina de Avilés.

Una tarjeta de Carmen Toro tenía contactos con la hallada en Morata

"Había una tarjeta que pertenecía a Carmen Toro Castro que tenía contacto con la tarjeta hallada en Morata (...), ahí comprobamos los antecedentes de Suárez Trashorras —marido de Carmen entonces— y de Antonio Toro —hermano de Carmen—", agrega el inspector.

Cuando se desplazaron a Avilés, los agentes coincidieron con el jefe de Estupefacientes de Avilés, Manuel Rodríguez Manolón. "Nos dijo que Trashorras era colaborador suyo, y nos puso en contacto con él", recuerda el testigo.

Los marroquíes

Lo primero que les dijo Suárez Trashorras a los agentes procedentes de Madrid era que los marroquíes con quienes trapicheaba droga eran los autores del 11-M. "Nos dijo que tenía esa sospecha porque cuando se reunió con Mowgli —el Chino— a su regreso de la luna de miel, le dijo que eran el ejército más poderoso del mundo, y se despidió diciendo que se verían o en el cielo o en la tierra", asegura el inspector.

Tras esto, Trashorras les habló de Rafá Zouhier, quien había conocido a Antonio Toro Castro en la cárcel: "En ese momento me dí cuenta de que la mujer que acompañaba a Trashorras era su esposa, hermana de Antonio Toro y dueña de la tarjeta que tuvo contacto con la de Morata", ha explicado.

Conversación por separado

Cuando dedujo esto, el inspector decidió que lo mejor era hablar con Trashorras y su mujer Carmen por separado.

En ese momento, el testigo recibió una llamada de los agentes que estaban en Amena que les informó de que la tarjeta de Carmen tuvo 18 contactos teléfonicos con el terminal de Trashorras.

¡Qué ofrecéis, qué queréis, que esto es un marrón muy gordo!

"Carmen me dijo que de su vida privada no quería hablar, fuimos a donde estaba Trashorras, y su mujer le dijo que contase lo que tuviese que contar, y que a ella la dejara al margen", asegura el testigo.

En ese momento, Trashorras exclamó: "¡Qué ofrecéis, qué queréis, que esto es un marrón muy gordo!". A partir de ese momento, el ex minero empezó a concretar más en su declaración, y contó a los policías que en noviembre se reunió con Rafá Zouhier, y tenía marcas por la explosión de un detonador y una pila que estaba probando.

Mowgli y ETA

Trashorras, en un momento determinado, se descolgó diciendo que Mowgli le reconoció que habían sido detenidos unos amigos suyos en Cuenca con 500 kilos de explosivos. "No dijo la palabra ETA", reconoce el inspector.

De hecho, y a pregunta del letrado de la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo —quien también ha preguntado si había relación entre el 11-M y la explosión de un zulo en Nicaragua en 1993, en donde aparecieron 320 pasaportes de 23 países diferentes— el inspector ha asegurado que "no hay hechos que relacionen ETA y el terrorismo islamista".

El letrado de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M también ha preguntado acerca de este extremo, a lo que el policía ha respondido que consideraron que era "una salida de Trashorras" como modo de evadirse de la situación.

El testigo considera que Suárez Trashorras estuvo colaborando en todo momento, hasta que por la mañana se procedió a la lectura de sus derechos y se le detuvo: "En un principio no le relacionamos con el tráfico de explosivos, pero recibimos la orden desde Madrid (...), le íbamos a invitar a que colaborase con nosotros voluntariamente", reconoce el inspector.

Relación con Cartagena

El testigo ha declarado también que era uno de los controladores del confidente Cartagena, quien se mostró harto de colaborar con los servicios secretos marroquíes, y proporcionó nombres de tanta entidad como Serhane el Tunecino o Larbi Ben Sellam.

Cartagena nos dijo que tenían como objetivos los lugares de ocio

"Cartagena nos dijo que tenían como objetivos los lugares de ocio (...), Ben Sellam decía que no entendía como había gente que iba al extranjero a hacer la Yihad, cuando se podía hacer en España o Maruecos", ha agregado el testigo, quien asegura que no sabe porqué no se les detuvo —entre otros a Jamal Zougan— tras los atentados de Casablanca (Marruecos).

No obstante, a lo largo de su declaración el inspector ha matizado que "no había nada que indicase que España podía ser objetivo del terrorismo islamista antes del 11-M".

Sigue el juicio del 11-M en el especial 20minutos.es

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