Lenguaje, ideología y parecidos: así son los programas políticos para las elecciones europeas

Un ciudadano ejerce su derecho al voto introduciendo el sobre con su papeleta en una de las urnas.
Un ciudadano ejerce su derecho al voto introduciendo el sobre con su papeleta en una de las urnas.
Jesús Diges / EFE
Un ciudadano ejerce su derecho al voto introduciendo el sobre con su papeleta en una de las urnas.

Europa como solución y Europa, también, como problema. Los programas de los partidos españoles que se presentan a las elecciones al Parlamento Europeo oscilan entre la denuncia del déficit democrático existente en la UE y la esperanza regeneracionista que acabe a un tiempo con la crisis económica y con la desafección política.

Dos fantasmas sobrevuelan los comicios de mayo: la abstención y la ausencia real de debate político. Ambos son obstáculos que preocupan tanto a las instituciones comunitarias como a los partidos locales, que temen que al desencanto por la crisis –de la que aún Europa no se ha recuperado– se añada la hostilidad ciudadana hacia el proyecto europeísta.

Las formaciones políticas se enfrentan a una paradoja añadida en estas elecciones: no solo tienen que convencer con sus ideas a los votantes, sino convencer de que dichas ideas son efectivamente diferentes a las del resto de partidos. Es difícil. Europa es una maquinaria tecnocrática en la que los procedimientos técnicos tienden a igualarse y la ideología se diluye.  

Muchas semejanzas, poca ideología

Sucede así que las grandes líneas programáticas de los partidos se parecen mucho: la preocupación por la brecha entre la Europa del sur y la del norte, el deseo de reforzamiento de las instituciones comunitarias, en especial del PE, la creación de empleo, la bajada del IVA cultural, la lucha contra la corrupción, la evasión fiscal, la preocupación por el medio ambiente o las desigualdades de género.

Las diferencias, que también existen, se agrupan en torno a las causas de la crisis financiera, la naturaleza de organismos como la troika o el BCE, la reforma de los tratados fundacionales o los acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y Canadá. Matices de grises que no traspasan líneas rojas: ningún partido plantea la salida de España del euro ni exhibe guiños asociados al discurso eurófobo.

Entre lo muy general y lo muy concreto

El volumen de los programas es inversamente proporcional al tamaño de los partidos. Así, el  PSOE –principalmente– y PP muestran documentos breves o con ideas generales y muy poco definidas. En cambio, formaciones como IU y UPyD han elaborado argumentarios detallados en los que se plantean actuaciones concretas, como crear una red de cines europeos o una Fiscalía Europea Antifraude.

Por su parte, algunos de los nuevos partidos que se presentan a estos comicios, como Podemos o el Partido X, también han elaborado programas muy extensos, colaborativos, pero su tono es más beligerante y didáctico. Programas de máximos en los que se piden, por ejemplo, derogar el Tratado de Lisboa o instruir un "Núremberg financiero".

El lenguaje, el matiz diferenciador

Si bien el contenido de los programas es similar, el diablo de los pequeños detalles se esconde en su prosa. El PP habla de la crisis en pasado y de una Europa "más transparente" en presente continuo. En contraste, el lenguaje político del PSOE se conjuga en futuro: "lucharemos", "queremos", "priorizaremos". Formaciones como IU recurren a un credo con reminiscencias marxistas: "Clases dominantes", "gobierno vasallo" y "luchar contra la lógica del mercado".

UPyD, por su parte, exhibe sus preocupaciones jacobinas con la mención recurrente al "peligro de los nacionalismos", mientras que Equo se decanta por una prosa más suave, pero con matices históricos tradicionales asociados a los partidos ambientalistas: "Primavera europea" o "New Deal verde". El Partido X, cuyo cabeza de lista es Hervé Falciani, usa un lenguaje lacónico, aséptico y tecnológico: "Wikigobierno", "Wikilegislación", etc.

Tan importante como lo que se dice o cómo se dice, es lo que se calla. Así, el primer punto del programa político de CiU, titulado 20 puntos por Europa, es el "derecho a decidir", y en el manifiesto de VOX, el partido formado por algunos antiguos militantes del PP, el término 'Europa' apenas aparece escrito una vez.

La economía, la reina de los programas

A la izquierda o a la derecha, el asunto que más espacio ocupa en los programas de todos los partidos es la economía. Las cuestiones financieras son el caballo de batalla de las elecciones, donde las formaciones políticas creen que pueden obtener mayores réditos electorales e influir más en una ciudanía cuya principal preocupación sigue siendo la financiera.

Las recetas para salir de la crisis están expuestas al comienzo de cada uno de los textos. La unión bancaria, la mutualización de la deuda (eurobonos), la reindustrialización de los países del sur, el cambio de modelo energético o la imposición de una tasa a las transacciones financieras son algunas de las propuestas que se leen en varios de los textos políticos.

¿La clave nacional y la clave europea?

Una de los lugares comunes cada cinco años, cuando llegan las elecciones europeas, es la conocida como 'lectura en clave nacional'. Los partidos, temerosos de una derrota o de que los ciudadanos no conecten con el debate europeo, plantean campañas en las que los asuntos domésticos ocupan más espacio que lo transnacional. Europa es el teatro, pero los actores siguiendo los estados.

Las elecciones de 2014 pretenden de ser diferentes en este sentido. Tanto los medios de comunicación como las instituciones llevan tiempo haciendo campaña para que el mensaje cale en la opinión pública: que Europa sea la protagonista, y las necesidades nacionales, si acaso, los actores de reparto.

Pese a ello, los programas electorales siguen adoleciendo de algunos vicios nacionales. Así, el programa del PP habla explícitamente de "hacer de la defensa de los intereses de España en Europa nuestra principal política comunitaria", y otras formaciones como CiU pasan por el tamiz catalán cualquier reclamación política a Europa. Otros, como Podemos o Partido X plantean asuntos de calado nacional –derogación de algunos artículos de la Constitución o la disolución de la SAREB– que difícilmente pueden tener solución directa desde Bruselas.

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