La tensión de tantísimos partidos en tan pocos días se tomó un respiro. La selección española llegó al último partido de la primera fase del Eurobasket con los deberes hechos, ya clasificada, y el intrascendente choque ante Georgia, que acabó con paliza (59-83), sirvió para dar minutos a todos y probar cosas de cara a los duelos que se avecinan.

El encuentro fue un correcalles desde el primer momento. España intentó imprimir el mayor ritmo posible en todo momento, y Georgia, un equipo no exento de talento, aceptó el desafío. Intercambio de canastas, pero también de errores, pues dada la intrascendencia que tenía el evento, todos querían lucirse.

El banquillo se movió más que nunca y los quintetos cambiaron con velocidad, lo que volvió impredecible el duelo. A varias canastas de Sergio Rodríguez respondieron dos triples georgianos y la alternancia en el marcador fue la tónica general. Quizás lo más destacado fueron los excesivos minutos de Marc Gasol, al que se debería haber guardado incluso más para futuros compromisos.

España puso el turbo al final del segundo cuarto, y bajo la batuta de Ricky un parcial de 13-0 rompió el partido y dio tranquilidad antes del descanso.

La reanudación trajo algunos de los mejores momentos del conjunto de Juan Orenga en el campeonato. Al acierto anotador de todo el equipo, con continuos puntos al contraataque, se sumó la exigencia defensiva exhibida durante el torneo, lo que acabó de sentenciar el partido (39-62).

Los últimos 10 minutos de la primera fase fueron un trámite para un conjunto español ya con la mente puesta en la siguiente ronda, donde esperan durísimos compromisos. Italia, Grecia y Finlandia pondrán las cosas muy difíciles.