Ariel Castro, que se ha declarado culpable de violar, maltratar y secuestrar durante una década a tres mujeres de Cleveland (Ohio, EEUU), ha sido sentenciado este jueves a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional y sin posibilidad de recurso, tras alcanzar un pacto con la fiscalía para evitar la pena de muerte.

Castro, de origen puertorriqueño, se enfrentaba a casi mil cargos, entre ellos dos de homicidio agravado por supuestamente golpear a una de las mujeres durante el cautiverio hasta causarle un aborto. El propio Castro se declaró culpable y pidió este jueves perdón a sus víctimas al inicio de la audiencia en la que se conoció su sentencia.

"Me gustaría pedir perdón", dijo escuetamente Castro ante el juez Michael J. Russo. Castro se declaró culpable de 937 cargos, de los casi 1.000 a los que se enfrentaba, por los puede ser condenado a cadena perpetua sin opción a libertad condicional, después de que su defensa llegase a un acuerdo con la Fiscalía para evitar la pena de muerte.

"Creo que yo soy también una víctima", sostuvo Castro, de origen puertorriqueño, vestido con un mono naranja y con una crecida barba. Castro relató que sufrió abusos sexuales cuando era joven y habló también de su adicción a la pornografía. "No estoy tratando de poner excusas. Sé que obré mal, pero no soy una persona violenta", indicó.

Castro relató que en la casa en la que mantuvo secuestradas a las tres mujeres había "armonía" y que las acusaciones de abusos sexuales son "falsas", puesto que, según él, "muchas veces" ellas le pidieron tener sexo.

Horas antes de esta audiencia salieron a la luz nuevos detalles de los malos tratos a los que Castro sometió a sus víctimas, en un memorando publicado por la Fiscalía. Según ese memorando, entre otras cosas, Michelle Knight, Amanda Berry y Gina DeJesús estuvieron encadenadas por los tobillos, solo tenían acceso a inodoros de plástico colocados en los dormitorios "que rara vez se vaciaban" y las alimentaba una sola vez al día.

El pasado 6 de mayo, en un descuido de su captor, Berry logró escapar y pedir auxilio a gritos y un vecino, Charles Ramsey, ayudó a la joven a romper la puerta de la casa, tras lo que también fueron rescatadas las otras dos mujeres y la hija de una de ellas, de seis años, fruto de los abusos de Castro.

Hace dos semanas, las tres jóvenes difundieron un vídeo en el que agradecieron la solidaridad que han recibido de la comunidad desde su liberación y manifestaron su "esperanza para una solución justa y rápida" del caso, al tiempo que expresaron "una gran fe en la oficina del fiscal y el tribunal".