La delincuencia organizada está en el punto de mira de las fuerzas de seguridad madrileñas. En lo que va de año, la Policía Nacional ha desarticulado 76 grupos criminales organizados que operaban en la comunidad de Madrid, lo que supone el desmantelamiento de una banda cada dos días, según datos facilitados por la Delegación del Gobierno en Madrid. Las operaciones contra estos grupos acabaron con 489 personas detenidas y 601 delitos esclarecidos, según las estadísticas oficiales. Por otro lado, en todo 2012 cayeron 114 grupos organizados.

"En estos momentos, las organizaciones delictivas más asentadas en la comunidad son las dedicadas asaltar chalés, que ya ni siquiera tienen reparos en entrar en viviendas con sus ocupantes dentro. También son muy activos los clanes familiares de venta de droga y se están extendiendo las mafias rumanas que revientan los contenedores de mercancías (en el puerto seco de Coslada) y asaltan empresas afincadas en polígonos industriales del Corredor del Henares. Otros focos de atención son los aluniceros, aunque estos han bajado bastante su actividad por los dispositivos de vigilancia que se han puesto en marcha", explican fuentes policiales.

La Policía está centrada principalmente en las operaciones contra las mafias de narcotraficantes, sobre todo contra los clanes familiares que operan en la Cañada Real. Además, los agentes tienen órdenes de perseguir con más intensidad a los asaltantes de comercios de lujo de la capital, a los ladrones de viviendas que actúan en chalés de lujo de la corona metropolitana y la sierra, a las bandas latinas que se extienden por los distritos del sur y el centro de Madrid y a las redes que explotan sexualmente a mujeres.

El narcotráfico en la región está cambiando su perfil: "El gran narcotraficante ahora no se pringa en la venta de droga, sino que controla la cadena desde lejos. Ahora el negocio de la venta está dirigido por clanes familiares que operan en la clandestinidad en los poblados de la periferia, sobre todo en la Cañada Real", cuentan fuentes de la Policía Nacional. Por ello, la Delegación del Gobierno se ha marcado como objetivo prioritario perseguir estas bandas, vigilando sus centros de operaciones, cortándoles el suministro de estupefacientes y actuando sobre los medios de transporte de los toxicómanos hacia los supermercados de la droga (las conocidas como cundas).

En lo que va de año, las operaciones policiales más sonadas acabaron con el desmantelamiento de un clan que había convertido una casa de la Cañada en un búnker, la detención de once personas que vendían droga en una parcela de Valdemingómez y la caída del Señor de la Droga, un capo del narcotráfico que distribuía heroína a las bandas de la Cañada.

Las organizaciones que antes se dedicaban al asalto de joyerías y tiendas de lujo se están especializando ahora en el robo en viviendas. Según agentes encargados de la vigilancia de estas bandas, "se está viviendo una oleada de asaltos en chalés de lujo de la periferia de Madrid; los ladrones, en su mayoría de origen sudamericano, montan vigilancia en el entorno de las viviendas y aprovechan el momento en que no están en casa para llevar a cabo sus asaltos. Aunque también entran en viviendas habitadas por personas indefensas". De hecho, en el último año, los robos con fuerza en viviendas han crecido un 13% en la región, según datos del Ministerio de Interior. Entre las operaciones finalizadas con éxito, el pasado abril se desmanteló una red dedicada a asaltar casas de ancianas.

En cambio, han disminuido los asaltos a comercios de lujo mediante alunizajes (estrellando el coche en el escaparate) o con butrones (haciendo agujeros en el local contiguo para acceder al interior), según portavoces policiales. "Hubo una oleada hace un año, pero se montaron dispositivos específicos orientados a reducir la delincuencia que afectaba a sectores comerciales sensibles y se ha logrado estabilizar", explican. Este seguimiento ha provocado la caída de una decena de bandas de asaltantes en lo que va de año, como una red que utilizaba lanzas térmicas para reventar cámaras acorazadas, una banda de aluniceros que desvalijaba tiendas de telefonía u otra especializada robar joyerías con el método del 'tirón de manta'.

La Policía tiene identificados a 500 carteristas que operan en los vagones de metro, principalmente en las líneas más utilizadas (la 1 y la 6) y en las turísticas (la 8, que va al aeropuerto). La vigilancia policial ha dado sus frutos este año, con el desmantelamiento de las dos principales organizaciones dedicadas al hurto en el suburbano. En febrero cayó el Clan de las Bosnias, compuesto por cinco mujeres consideradas como el grupo de carteristas más activo. El juez les impidió entrar en el metro como medida cautelar para frenar su actividad, pero finalmente la Audiencia Provincial desestimó esa medida al verla "desproporcionada". Por otro lado, en marzo se desarticuló a la banda de los chinaores, dedicada a robar a los viajeros que se quedan dormidos en los vagones. En la superficie de la ciudad, los carteristas actúan principalmente en los lugares turísticos (alrededores de Sol y colas del Prado y el Bernabéu) y, en menor medida, en los autobuses de la EMT.

Otro de los objetivos prioritarios de la Delegación del Gobierno es perseguir las redes de proxenetas, que operan en los polígonos industriales de la periferia de la capital (Vicálvaro o Colonia Marconi son los principales focos de prostitución) y en el centro de la ciudad (sobre todo en la calle Montera, la plaza de Jacinto Benavente y en las traseras de Gran Vía). La mayor operación de los últimos meses contra las mafias de la prostitución se saldó con el desmantelamiento de la llamada Brigada Negra, una red que pretendía hacerse con el negocio de la prostitución en Colonia Marconi, después de la caída de las bandas del Señor del Polígono y de Cabeza de Cerdo, que históricamente habían controlado a las prostitutas de la zona.

La actividad policial se centra en "evitar que los grupos delictivos de jóvenes latinos se implanten y se extiendan por la región", aseguran fuentes del cuerpo nacional. Para ello, ponen en el foco en las redes de captación de jóvenes. Esta estrategia policial desembocó en febrero pasado en la mayor operación policial contra estas bandas de los últimos año, que acabó con la desarticulación del grupo de los Blood (asentado en San Blas y en plena campaña de captación de nuevos integrantes) y la detención de once miembros del "coro de Villaverde", un subgrupo perteneciente a los Dominican Don't Play (DDP).

Sin embargo, los arrestos no consiguen terminar del todo con las pandillas violentas de origen latino, como lo demuestran las últimas reyertas registradas: en marzo, se detuvo a siete chicos tras una pelea entre los Ñetas de Vallecas y los Forty Two de Alcorcón; y recientemente, a principios de junio, cayeron 13 personas por una reyerta multitudinaria en el metro entre Trinitarios y DDP. Actualmente, lo que más preocupa a los expertos en bandas latinas es su intención de captar a jóvenes españoles.

En lo que va de año, la Policía Nacional ha acabado con una decena de grupos que cometían delitos económicos. Recientemente, ha caído una banda dedicada al contrabando de tabaco, formada por camioneros que introducían ilegalmente el producto y dueños de estancos que lo adquirían a mitad de precio y lo vendían como si fuera de curso legal. Además, los agentes han desarticulado una red que vendía coches robados a través de Internet, otra que blanqueaba 500.000 euros semanales procedentes del narcotráfico y una banda que secuestraba cuentas de correo electrónico y enviaba mails a sus contactos pidiendo dinero para una falsa emergencia.